En el Instituto Nacional Nueva Esperanza del bajo lempa en Jiquilisco, Usulután, el docente José Inés Peña Martínez, tiene a cargo un proyecto con jóvenes de bachillerato que consiste en crear diversos objetos a base de madera y productos reciclados, entre estos, partes de llantas.
«Yo presento el proyecto a principio de año ante las autoridades del instituto y lo aprueban. Llevamos cinco años con este proyecto y es muy útil para los jóvenes, ya que demuestran sus habilidades», indicó el docente.
Los trabajos los desarrolla en el laboratorio de Creatividad y en los Cursos de Habilitación Laboral (CHL), que sirven para prepararlos para la universidad, a un trabajo o les enseñan un oficio.
Con los productos reciclados, han creado sillas, bancas, animales como vacas, tiburones y perros, todos en su mayoría hechos de madera.
Sierras especiales para cortar madera, una caladora, un taladro, y una cepilladora para limpiar, son las herramientas que utilizan.
Un grupo de estudiantes participan de los proyectos en la primera parte del año y en la segunda el otro.
Cada alumno se encarga de crear un objeto y al tenerlo listo se los llevan para su casa. Sin embargo, el docente pretende crear un museo para que se puedan exponer lo trabajado por los alumnos.
«Algunos objetos serán entregados a un kinder, para que se haga con fines lúdicos», dijo el profesor de 53 años, originario de Zacatecoluca, La Paz, quien viaja todos los días al bajo lempa para enseñarle a los jóvenes.
El docente señala que su hermano es carpintero y que de él aprendió a realizar los diferentes objetos.
Durante la pandemia continuó practicando él solo, por lo que perfeccionó ciertos aspectos en la creación de las piezas. Manifiesta que en el tiempo que lleva enseñando, dos estudiantes han continuado con sus proyectos, situación que le genera orgullo y satisfacción de que lo enseñado obtuvo los frutos esperados.
«Un alumno en la comunidad Sisiguayo, de Jiquilisco, está vendiendo tejas decoradas, ya que hubo un tiempo que hicimos. Otro se dedica a hacer piñatas» , apuntó Peña.
Lorena Nohemí Bermúdez, estudiante de tercer año bachillerato contador, dijo que en dos semanas aprendió a realizar una rana a base de llantas.
Asegura que lo que más le costó fue darle forma para que pareciese rana, mientras que lo más fácil fue hacerle la boca.
«Ha estado bastante entretenido el proceso y estas cosas las podemos hacer en nuestra casa y darle una adecuada ambientación y también en la institución», dijo la joven de 17 años. y residente en la zona.
Son 18 estudiantes que forman parte del proyecto en esta primera mitad del año y el docente espera continuar enseñando para poder crear el museo.
La zona del bajo lempa en años anteriores era considerada de alto riesgo por los diversos delitos que se cometían, sin embargo, este tipo de proyectos, han contribuido que los jóvenes se distraigan, según lo manifestado por los educadores.