La carrera acelerada por desarrollar grandes programas de Inteligencia Artificial encuentra a Europa con el pie cambiado y con miedo a quedarse atrás, pero ante gigantes como Microsoft, Google o Meta, el viejo continente tiene aún esperanzas en las IA especializadas, según expertos.
Microsoft ha incorporado en Bing la nueva versión de chatGPT, el potentísimo modelo desarrollado por la compañía OpenAI, mientras que Google ha abierto al gran público su software rival, Bard, y Meta ha vuelto a centrarse en la IA.
Al igual que ocurrió con los motores de búsqueda, Europa «ha perdido» el primer tren de la inteligencia artificial, lamenta Françoise Soulié-Fogelman, pionera del sector en Francia.
«No vamos a crear otro chatGPT. No tenemos esas compañías con enormes medios. Con el gran público, hemos perdido» explica.
Pero «con las empresas, es un poco diferente. Tenemos algunas grandes empresas tecnológicas y talentos» que ‘big techs’ como Google, Apple o Facebook «nos roban. Es una guerra y tenemos que encontrar las migajas fuera», asegura la consejera científica de Hub France IA, que reagrupa a un centenar de compañías del sector.
Paul-François Fournier, director de innovación de Bpifrance, hace un análisis similar. «Estados Unidos logró una posición predominante, pero nosotros tendremos aplicaciones destinadas a industrias donde Europa tiene posiciones fuertes, como la aeronáutica o la automovilística», explica.
Aún «es posible construir campeones mundiales europeos», declaró el jueves el exdirector de IA de Meta, matriz de Facebook, Antoine Bordes, que la semana pasada entró en la compañía alemana de inteligencia artificial militar Helsing.
Como ejemplo de lo que está por venir, la ambiciosa start-up LightOn lanzó el viernes una especie de ChatGPT a medida para las compañías, y la compañía Illuin Technology, experta en lenguaje, propone a los hospitales IA de análisis de conversaciones con los pacientes.
Pero en este sector, los europeos también se enfrentarán a gigantes: NVidia, líder de los súper-micropchips para IA, anunció esta semana el lanzamiento de «una fábrica de modelos» para permitir a cada empresa crear su IA. IBM promete a las compañías «ordenar los datos» para las IA especializadas.
Reglamento de IA europeo
La Unión Europea tiene presupuestados 10.000 millones de euros (unos 10.780 millones de dólares) para IA entre 2014 y 2027 y su Plan IA de 2021 preveía inversiones públicas y privadas de 20.000 millones de euros (USD 21.560 millones) anuales a lo largo de una década.
Pese a ello, Europa sigue lejos de los cientos de miles de millones invertidos por los chinos y los estadounidenses.
«Lo que invierten cada año en inteligencia artificial OpenAI, Microsoft o Meta representa(…) más de lo que toda Europa invierte en investigación», lamentó esta semana el expresidente del grupo francés Publicis, Maurice Lévy.
El Tribunal de Cuentas europeo lanzó el lunes una auditoría para determinar si las inversiones de la Comisión Europea permitirán a Europa alcanzar el rango de líder mundial.
La UE dispone sin embargo de una potente arma: el futuro reglamento en materia de Inteligencia Artificial, primera regulación mundial en este sentido, con el objetivo de proteger a los ciudadanos, su privacidad y la democracia.
El Parlamento Europeo podría votar una primera versión en abril para empezar a aplicarse en 2025.
El principio es crear un certificado para todas las IA clasificadas «de alto riesgo», categoría aún difusa – el caso de las IA generativas aún no se ha decidido-, sin el cual estarán prohibidas en Europa.
Este escudo puede servir de freno al apetito de chinos y estadounidenses, pero también a la innovación europea.
«La Comisión ha estimado el coste de esta certificación en 300.000 euros», advierte Anissa Kemiche, que representa a la Federación profesional francesa Numeum en Bruselas.
«Necesitarás el sello para salir al mercado, el enfoque opuesto al de los estadounidenses… Google y Microsoft llegarán con mil abogados, pero ¿cómo le irá a las pequeñas start-up?», se inquieta Françoise Soulie-Fogelman.
«Estas regulaciones pueden ayudar a crear todo un ecosistema local, con el suministro de microchips e IA locales», confía de su lado el director general de Intel Francia, Erwan Montaux, cuyo grupo abrirá en 2024 una megafábrica de semiconductores de 20.000 millones de euros en Alemania.