Geografía íntima, por Yanira Soundy
Mi piel es una barca sin destino,
una luz sin lumbre, un agua sin acantilado.
Mi piel envuelve un cuerpo solo de órganos que se llenan de sangre,
como cielos inermes vestidos de estrellas.
Mi piel de tantos años, de luchas sin sentido y otras tremendamente fuertes.
Ella sabe del dolor y también del placer al vivir y morir lentamente.
A esta edad, es una tierra extensa sin líneas ni curvas, llana e infértil.
Y sin embargo aún tiene consigo selvas completas de ideales.
Sueños que no han sido encontrados,
obras que jamás nadie ha visto.
Lunares de diamantes que deslumbran los ojos del mar.
Mi piel es una barca sin destino, una extensión nunca descubierta,
un mundo de tiempos y preguntas.
Piel de pechos, caderas y muslos.
Geografía íntima donde los ríos no desembocan y los lagos permanecen secos.
Dedos, nuca, codos, rodillas, que duelen de tanto esperar.
Desnuda frente a la inmensidad con los poros abiertos
y con un sudor que por fe limpia sus heridas,
sana en cada golpe, se renueva en cada prueba.
Es una tierra inmensa de milagros,
que aguarda desnuda, la humedad de tu llegada.
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Sueños postergados, por Raúl Osmín Torres
Sí, ya me lo han dicho muchas veces
que «el hubiera no existe»,
pero tenía la recurrente inquietud
de plasmar estas líneas
sin pretensiones,
sin rimas,
sin temor al qué dirán.
Si no hubiera sido un estudiante universitario,
que lo fui,
aunque sin lograr algún título profesional
que me abriera muchas puertas
y a la larga me diera
independencia financiera.
Si no hubiera sido un oficinista bancario
y un empleado accionista,
que lo fui,
durante varios años;
aunque logré muchas cosas materiales,
no supe atesorar aquellas bendiciones
que a mi vida llegaron.
Si no hubiera sido luego un vendelotodo,
que lo fui,
promoviendo diversos productos y servicios
de puerta en puerta,
aunque a veces no siempre
se logra lo suficiente,
pude ganarme el pan de cada día,
decentemente.
Nunca fui bueno
para reírme de mentiras
ni fingir amor o amistad.
Bueno,
cada uno es como es.
Creo que no hay contrariedad
mientras haya un respeto mutuo.
Ahora haciendo un balance,
un tanto a la ligera,
entre mis éxitos y fracasos,
me faltan triunfos, sin duda.
Sin embargo, en todo ese andar andado,
logré encontrar joyas y diamantes,
intangibles e invaluables,
esas pequeñas cosas
que no compra el dinero.
Conocí muchas personas,
que, en su momento,
compartimos por igual
intensas alegrías y profundas tristezas,
trabajo, juegos y parrandas.
No se diga más.
Me quedan aún por fortuna,
mis seres queridos que me esperan en casa
y algunos amigos que son familia.
Sueños que aún me hacen brillar el alma,
cuando los imagino realizar.
Supongo que nadie sobre esta tierra
logra todo lo que anhela,
por más que lo pretenda.
Entre mis sueños postergados
me hubiera gustado ser alguna vez,
un músico para tocar mi guitarra
en plena calle
y reír y disfrutar el arte
sin pagar,
con la multitud de transeúntes
que se paran a escuchar.
Sin prisas,
olvidando los afanes cotidianos,
como lo hago yo.
Cada mañana al despertar,
miro el cielo y sonrío,
doy gracias a Dios
porque mi corazón sigue latiendo
lleno de fe, esperanza y amor.
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Dios, divinidad y energía, por Wilfredo Bonifacio Córdova
Estudia diligente, aprecia lo esotérico,
venciendo el terror gobernarás nación,
usa derecho razonado, es poder verídico,
destruir intolerancia, pueblo da aceptación.
Considera espíritu, cerebro con su emanación,
no estimular incapaces para cargos de nación,
perturba sector haciendo terror y corrupción,
busquemos íntegros, limpios sin contaminación.
Fundamenta piedad, en juicios usa pensamiento,
errores cometidos, impracticable, jamás repetidos,
demos amor indulgente usando buen sentimiento,
aléjate de algunos torpes contienen actos malvados.
Disciplina masónica transmite y enseña verdad,
tesoro oculto, debes practicarla y comprenderla,
tienes capacidad para introducirte a esa realidad,
estudia inteligente, distingue, pero practicándola.
Esencia, unidad, beatitud, sabiduría, bendecido,
demencia mental impide nuestra cristalización,
humano está aprendiendo fase de lo encarnado,
encaja lo absoluto y relativo obra en esa misión.
Ideas celestiales vuélvense sustancia cósmicas,
inteligencia y existencia contienen su centro,
será ese ego tejido para acciones anímicas,
nuestra realidad la tenemos siempre adentro.
Ancestros respetaban leyes sensibles naturales,
será común ignorar nuestro espacio existencial,
olvidan ese contenido inteligente de controles,
no quieren salvarse, superando lo condicional.
Misión espiritual contiene relaciones universales,
consciencia, inteligencia, es integridad espiritual,
perfección aparece como facultativa especial,
como eso ilusorio se vuelve a su estado actual.
Presunción no afecta naturaleza del intelecto,
no busques en un sitio esa inesperada verdad,
círculo es cruz, estrella y un cuadrado perfecto,
Dios energía, sabiduría pura, a la vez divinidad.
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Canción de desamor, por Raúl Osmín Torres
Érase una vez un amor,
amor que quiso darse
con música,
poemas indiscretos,
flores y chocolates.
Un secreto cariño
que pasó inadvertido
y nunca llegó a realizarse,
se fue marchando en silencio
para no ser el hazmerreír
de la gente.
Así era ese amor febril
que se perdió en el olvido.
Nunca fui su preferido
y siempre hubo alguien más
calentando su nido.
Aquel ingenuo romántico
que un día fui yo para ella
se mudó a otro planeta,
ya no existe.
No se puede vivir por siempre
alimentándose de ilusiones
y cursi-románticas letras
de canciones.
Ya no creo en el amor
ni en la lotería
ni en las chicas malas
que hacen cosas buenas.
Pude haberla conocido en la escuela,
en la oficina
o en el lugar menos indicado para iniciar un romance.
Y, ¿a quién no le fascinan
esos cuerpos de diosas
esculpidos en el gimnasio?
Miradas y sonrisas que te encantan,
caricias candentes por debajo
de la mesa,
te quieros y suspiros
que podrían ser fingidos.
Por el sucio «money» cualquier hermosa
te endulza el oído.
Algunas hasta juran que te aman.
¡allá tú si te la crees!
Hay romances que sobreviven después que el deseo intenso entre los amantes
ha menguado,
se alimentan de pequeñas cosas,
ilusiones y fantasías,
y así la flama se mantiene viva.
Hay también romances efímeros
que sabíamos que acabarían,
aún antes de empezar.
No tengo nada más que agregar,
baladas rock,
bachata y reguetón,
ya no creo en el amor.
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El regreso del último pipil, por Óscar Polío
Sucedía el verano del 1999. En esos tiempos yo residía en la ciudad de Barcelona, ciudad de fiesta, rica en cultura y de una atmósfera extraordinaria.
Mis andanzas por el mundo, amparado con la música y algunos conocimientos de metafísica, me abrieron un campo fértil en esa pintoresca Ciudad. En esos momentos el boom intelectual era la pronta llegada del 2000 y «el fin del mundo».
Se me presentaba una valiosa oportunidad para informar la realidad de lo que estaba por venir y la radio era uno de los medios para hacerlo.
En un programa radial donde yo era invitado hacían práctica un grupo de jóvenes estudiantes de Periodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona, quienes me invitaron para dar una charla.
Para la ocasión escogí como tema a desarrollar la «Matanza de pipiles del 1932». Al terminar mi tópico uno de los estudiantes que me había invitado gritó en medio del público: “Los pipiles están vivos mientras tú vivas, porque tú eres el último pipil».
Esas palabras provocaron una fuerte ovación de los presentes, obviamente, yo me sentí emocionado y adapté ese nombre: El último pipil.
El regreso a mi país era sucedió después de 47 años, tiempo durante el cual donde estudié y terminé una carrera de Ingeniería Electromecánica.
El tiempo también me sirvió para viajar por 32 países, a lo largo de 29 años, donde pude exponer nuestra música, historia y situación política salvadoreña.
Ahora que he regresado a mi país traigo una canción nueva, una canción sin banderas, una canción para mi pueblo, sus personajes y paisajes; una canción de alivio y bienestar por la paz y tranquilidad que se respira en nuestras calles, una canción llena de esperanza para nuestros hijos por una mejor formación y futuro.
Quiero agradecer a Dios por permitir mi regreso, muchos no lo lograron, a mi familia que siempre han estado conmigo, a mis amigos de toda la vida, a mis hermanos pastores que siempre han estado apoyándome espiritualmente y, por último, a este grupo de guerreros de la música que me han secundado y apoyado hasta ahora, ellos son: José Panameño, Ángel Portillo, Alex Donado, Carlos Castro y Alonso Mojica. Todos ellos son grandes maestros con años de experiencia y dignos exponentes de nuestro patrimonio cultural. Ellos forman el grupo Jaraguá.