José Arturo Parada ha abierto con esfuerzo una fábrica de lanchas en la isla La Pirraya, en la bahía de Jiquilisco, Usulután, en donde desde hace cuatro años construye el medio de transporte más utilizado del lugar, el que también es usado en labores de pesca.
Actualmente, su pequeña fábrica llamada Lanchas Orellana ya cuenta con ocho empleados, entre lugareños y extranjeros, quienes encontraron ahí una forma de ganarse la vida.
José ya contaba con conocimientos desde hace años sobre construcción de lanchas, pero no fue hasta hace cuatro años, aproximadamente, que decidió poner su propio negocio.
Esto inició al ver la necesidad de la gente de la zona costera de adquirir este producto en lugares cercanos para trasladarse fuera de la isla, desempeñar su trabajo de pesca y ofrecer viajes a turistas.
«Antes la gente compraba las lanchas allá en Marinza o en otros lugares como San Salvador, pero una vez que dejaron de funcionar los lugares allá nos animamos nosotros a producir, porque lo necesitábamos», manifestó Parada.
Sus lanchas son compradas por usuarios de gran parte de la zona costera del país. Afirmó que tiene clientes desde la zona fronteriza de Guatemala, Garita Palmera, en Ahuachapán, hasta la zona fronteriza de Honduras en El Amatillo, La Unión.
La fabricación de una lancha puede tardar hasta 15 días, según el tamaño y lo que pidan los clientes, y requiere de pigmentos, fibra y resina.
Algunos productos son importados desde Honduras debido a que son materiales que cuentan con la calidad necesaria para la elaboración de lanchas.