La tradicional molienda de caña, una actividad agrícola en la que se extrae el jugo de este fruto y se elaboran diferentes derivados, con el paso de los años, se ha ido perdiendo en muchos distritos de la zona oriental de El Salvador.
Sin embargo, en Corinto, Morazán Norte, la familia Ventura mantiene esta tradición, que ha trascendido durante generaciones y sigue siendo del agrado de muchas personas, quienes disfrutan de los productos artesanales elaborados a base del jugo de caña.
Por esa razón, esta familia, residente en el caserío El Junco, del cantón Corralito, del referido distrito, por segundo año consecutivo desarrolló un festival de la molienda, al que invitaron a vecinos y residentes de comunidades cercanas para que observen y conozcan el proceso de extracción y procesamiento del jugo de caña.
«Esta es una tradición que viene desde hace muchos años, y algunos, como ya han hecho esto o tal vez sus papás lo hicieron, ahora vienen en familia a recordar, a degustar de lo que sacamos en la molienda. Lo que más les gusta son los batidos, la miel de dedo y los alfeñiques», comentó Manuel Hernández, quien durante 16 años se ha dedicado a cocinar el dulce en la molienda de la familia Ventura.

En dicho lugar, durante la temporada, trabajan alrededor de 10 personas con diferentes funciones: trasladar la caña, introducirla al trapiche, guiar a los bueyes que operan el trapiche donde se extrae el jugo de la caña, cocinar el jugo, llenar los moldes de la miel cocinada para elaborar el dulce y los batidos, y envolver los productos para la venta.
Anselmo Benavides, quien de sus casi 70 años, un poco más de 50 los ha dedicado a este oficio, reconoce que es una tradición a punto de desaparecer, debido a que las nuevas generaciones no tienen interés en aprender. Otro motivo considera que es la migración de los jóvenes, como le sucedió a él, ya que todos sus hijos decidieron irse a Estados Unidos y no tuvo a quien enseñarle el oficio.
«Ahorita aquí solo ha quedado una molienda, pero la gente se alegra mucho al ver este proceso. Las nuevas generaciones ya no quieren hacer este trabajo, y yo lo que les pidiera es que se siguiera esta tradición y que no se deje morir de ninguna forma», señaló Benavides.
Durante la temporada, que se da en enero, esta molienda abre sus puertas durante dos días para que cualquier persona que desee ver y aprender sobre este proceso llegue y lo practique, también para que prueben el jugo de caña y la variedad de derivados que se elaboran artesanalmente.