La pasión por la colmena y el medio ambiente hizo que José Florentín Meléndez se dedicara a la apicultura en el municipio de San Carlos, en Morazán. Meléndez manifiesta que la apicultura es una tradición milenaria de mucha dedicación y esfuerzo.
Consiste en la crianza, el cuido y la reproducción de un enjambre de abejas dentro de colmenas, obteniendo de ellas la miel.
Dentro de esta actividad también se procura el cuidado del medioambiente, las áreas verdes, los árboles melíferos y las plantas. Él asegura que todo esto lo aprendió trabajando en el Centro Nacional de Tecnología Agropecuaria (Centa).
El apicultor recordó que en 1997 se encontraba trabajando cuando le notificaron que una colmena se había caído, por lo que llegó a recogerla.
«Agarré la colmena y le comencé a sacar la miel, y ahí me gustó el trabajo. Fui viendo que me hacía de más colmenas y en 2002 inicié mi negocio. Adquirí más y le enseñé el trabajo a mis tres hijos y a mi esposa», contó.
Añadió que, poco a poco, su familia se comenzó a involucrar en el negocio y todos se capacitaron en la apicultura. Actualmente, la familia también vende el equipo para llevar a cabo la extracción de la miel, que consta del velo para proteger el rostro, overol básico, guantes, ahumador y cajas.
Dice que ser apicultor es una ocupación apasionante, ya que encontró en el camino su amor por las abejas, las colmenas, la miel, el medioambiente y trabajo en equipo.
Actualmente se concentran en el trabajo de apiarios en San Carlos y Arambala, en Morazán. Contó que otros de los productos naturales que obtienen de las colmenas son propóleos, polen, jalea real y medicinas.