Un problema silencioso que ataca desde la inconsciencia y la ignorancia que afecta en muchos ámbitos de la sociedad se ve mucho en el fútbol, la política e incluso en la religión. Irónicamente las tres cosas de las cuales hay un dicho que dice que no tenemos que hablar, y es que realmente el problema por el cual se dice que no se debe hablar sobre esos tres conceptos es por el fanatismo que existe dentro de esos temas; por ejemplo, la política que ha tenido una gran relevancia durante el último mes.
El pasado 28 de febrero se dieron las elecciones para elegir a los nuevos diputados, concejos municipales y representantes en el Parlacen. Durante toda la jornada incluso vimos que hubo incidentes violentos que sobrepasan la insensatez, donde queda demostrado cómo el fanatismo, la aceptación ciega hacia un partido político, importa más a tal grado de agredir, insultar a otro ser humano. Eso es triste porque no nos damos cuenta de que somos manipulados por un sistema polarizado que busca hacerse con el poder a costa de hacer ver al contrincante como el villano de la historia.
El fútbol es quizá donde se ve más notable el problema, donde automáticamente las personas ven al equipo contrario como el enemigo, el rival a vencer, al que siempre le debe ir mal, al que entre más pierda, mejor; donde un aficionado del equipo contrario recibe insultos solo por su preferencia a un determinado equipo. Durante los últimos años también hemos visto cómo se han dado incidentes de violencia entre barras organizadas de diferentes equipos, otra muestra más de que a veces creerse mejor que los demás puede llevarnos a puntos de hacernos daño entre nosotros mismos.
Luego también están las religiones, un tema mucho más delicado que los anteriores, ya que por alguna razón los humanos tenemos respeto hacia lo que la idea de una religión representa. Si bien es cierto que de las tres temáticas presentadas esta es en la que menos o casi nula violencia se muestra, muchas personas defienden obstinadamente la religión a la que pertenecen, a tal grado de decir que las demás religiones están equivocadas.
Objetividad, desde donde tenemos que ver este panorama, un panorama que no es muy diferente uno del otro, en cada uno podemos ver que algunas personas se identifican con una de las opciones y atacan las demás, y no está mal identificarse con algo, es parte de nuestra identidad individual; lo malo es creer que todo lo que no nos identifica está mal, es erróneo.
Para construir la sociedad que todos queremos, es necesario escuchar todo tipo de opiniones, no solo las que nos agradan o las que aceptamos más, sino también las que no nos gustan e incomodan. Una sociedad productiva, equitativa y desarrollada no se logra insultando, no se logra agrediendo al que no piensa igual, porque la solución no está conformada por los ideales de un grupo de personas, sino por el conjunto de ideas de todos los que conformamos la sociedad. Cuando se construye un mejor país para unos pocos, se toma en cuenta la opinión de unos pocos; cuando se construye un mejor país para todos, se toma en cuenta la opinión de todos.