El FAS se quedó una vez más con la champaña y el pastel en la nevera. El conjunto tigrillo pleneó un carnaval, pero no pasó del 1-1 ante un Chalatenango que solo se bastó de una pócima de veneno para amargar paladares.
El anfitrión anunció por todo lo alto que está de manteles largos (76 años) y que la fiesta que inició por la mañana, con un festeval que incluyó comida, bebida y diversión para los niños, quería llevarla también a el césped del Óscar Quiteño por la tarde. Petardos y luces pirotécnicas anunciaron que la pausa del almuerzo había acabado y que era la hora de servirse de pastel a Chalatenango.
Así, toda vez el árbitro sonó su silbato el conjunto asociado, que experimentó cinco cambios iniciales con respecto al 11 que perdió el jueves en Jocoro, se salió como tigre en plan de caza sobre la portería de los alacranes. Se hizo de la pelota, la paseó de un lado a otro y puso contra las cuerdas a los norteños que apenas atinaban a sacar agua del pozo y no podían hilar ni siquiera dos pases.
El Chalatenango de Ricardo Serrano parecía de entrada condenado a la derrota. Estaba a cientos de kilómetros de aquel cuadro alacrán que manejó el técnico Érick Dowson Prado, y que hace exactamente un año puso de rodillas al FAS en el Quiteño y marcó la paternidad de los morados sobre los occidentales en ese Clausura 2022.
Eso sí, todo el dominio que FAS consiguió en ese lapso se tradujo en nada porque la lluvia de centros que produjo acabaron en las testas de la zaga chalateca que poco a poco se animó a buscar la meta contraria y justo al 25′ derribaron en el área a Dany Cetre y hasta ahí llegó Meyson Ascencio para cobrar la pena y decretar el 0-1.
El tanto fue un balde de agua fría para el cumpleañero, que buscó responder inmediatamente a la agresión, pero se estrelló una y otra vez y terminó bajando el telón del primer acto silbado y abucheado por su hinchada de butaca.
Para fortuna de la armada de Octavio Zambrano, Rolando Blackburn logró el 1-1 en el 52′, lo que alcanzó para reducir la calentura de su público, pero no para festejar y endulzar los paladares exigentes de los santanecos que vieron como el mexicano Luis Madrigal despreció un penalti.