En las primeras horas del día, cientos de feligreses asistieron a la celebración del Miércoles de Ceniza, que marca el inicio de la Cuaresma, bajo estrictas medidas de bioseguridad.
Siguiendo las medidas sanitarias establecidas por la Iglesia Católica de El Salvador y el Vaticano, los feligreses se presentaron a las misas para cumplir con una de las tradiciones más importantes de estas fechas.
La Basílica Nuestra Señora de Guadalupe (La Ceiba) llevó a cabo la celebración en el anfiteatro anexo a la parroquia por ser un espacio más abierto y ventilado; en el caso de la Catedral de San Salvador, los oficios se realizaron con pocos feligreses en su interior.
En el momento de dar la comunión y de acuerdo con el protocolo solicitado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), los ministros de la iglesia, a cargo de llevar a cabo las celebraciones, debían colocarse alcohol gel en las manos, antes de entregar la hostia a quienes fueran a comulgar.
Además, otra de las medidas es que al momento de la colocación de las cenizas, el sacerdote debe mantener el distanciamiento social y dejar caer la ceniza seca en la coronilla de las personas que se han mantenido de pie
De acuerdo al párroco Sebastián Martínez, de la Basílica Nuestra Señora de Guadalupe, en las celebraciones llevadas a cabo, tanto los feligreses como las autoridades católicas han mantenido las medidas pertinentes para evitar cualquier contagio por la COVID-19.
«Al finalizar la misa, todas las personas, de forma ordenada, salieron rápidamente para evitar confinamiento, para que los colaboradores de la iglesia desinfectaran las sillas y el lugar para que dentro de dos horas ingresaran las demás personas a la siguiente misa» enfatizó Martínez.