Cada 6 de mayo se conmemora a los coleccionistas de estampillas, sellos y timbres postales. La fecha hace referencia al 6 de mayo de 1840 cuando el correo británico empezó a utilizar el franqueo en las correspondencias con un método de pago anticipado.
Casi al mismo tiempo que empiezan a circular los primeros sellos postales se inicia con el coleccionismo de las estampillas, algo que resultó ser atractivo ya que por medio de las piezas se puede mostrar los avances en cuanto a ilustraciones, material y diseño, así como la modernización de los ferrocarriles, barcos y aviones.
El envío de sobres con timbres postales a diferentes partes del mundo también aportó el interés en las personas de conocer más sobre la historia y cultura del país de procedencia, es decir, las estampas se convirtieron en fragmentos de información que merecían ser coleccionadas.
Los timbres postales son pequeñas piezas de papel que se pegan en las cartas o paquetes postales para franquearlos. El franqueo es la acción de pagar de manera anticipada por el envío de la correspondencia.
A partir de esta afición es que surge el nombre de filatelia. Este vocablo se debe al coleccionista francés Georges Herpin quien, en 1864, utilizó dos palabras griegas: «philos» que significa amante y «atelia» derivado de «ateles» que significa pagado previamente.
«La filatelia es una ciencia auxiliar de la historia que nos ayuda a entender, a comprender el desarrollo humanístico social, pero también es el arte de coleccionar sellos postales o estampillas, clasificar sellos, sobres y otros documentos postales, así como estudiar la historia postal para adentrarse en un mundo fascinante que es la historia del país, lo que ha transcurrido, la geografía, cómo ha avanzado la economía, los sitios históricos, algunos que ya no están pero que han quedado plasmados en la filatelia», detalla José Luis Alonzo, filatelista y secretario de la Asociación Filatélica de El Salvador.
El filatélico es aquella persona que se dedica a comprar, pagar, intercambiar y estudiar los timbres postales. El valor que paga por cada uno dependerá de su antigüedad, la disponibilidad, el diseño, entre otras cosas. Aunque todos los filatelistas se dediquen a coleccionar sellos postales, existen colecciones diferentes ya que unos se especializan en estampillas de un determinado país, otros por las épocas u otros motivos especificos.
Para que los filatelistas se guíen existen catálogos especializados en identificar y clasificar los sellos postales a nivel mundial. Entre los catálogos más reconocidos se encuentran: Scott (Estados Unidos), Michel (Alemania), Stanley Gibbons (Gran Bretaña).
«En mi caso utilizo el catálogo elaborado en Estados Unidos, que me indica cuál fue la primera estampilla en 1867 y cuál ha sido la última emitida, en marzo del 2020. De ahí para acá no tenemos registro, pero he contabilizado que son como 2,600 estampillas que han sido emitidas para correo superficies (en tierra) y correo aéreo», agrega Alonzo.
Una vida como filatelista
José Luis Alonzo ha sido filatelista casi toda su vida. Inició cuando tenía 12 años de edad por influencia de sus padres. Su madre, Amanda, fue quien le obsequió su primer álbum mundial y su padre, José Luis, le regaló los sellos postales para colocarlos dentro del álbum.
«Coleccionaba sellos de todo el mundo hasta que en 1980 me inscribí en la Asociación Filatélica de El Salvador. Allí me orientaron y ayudaron a organizarme, así que me dediqué a un país, el nuestro. Empecé a profundizar en la historia y así fui coleccionando papelería postal, sobres circulados y los sellos postales. Actualmente soy el secretario de la junta directiva de la asociación», explica.
José Luis agrega comparte que el hecho de coleccionar le ha permitido conocer lugares increíbles a través de sellos turísticos de diversas partes del mundo. De igual manera, ha tenido la oportunidad de apreciar las distintas formas de los sellos: los tradicionales en forma de rectángulo, los circulares y triangulares.
«Coleccionar es un arte, un pasatiempo, es apreciar el mundo a través de esos pequeños trozos de papel, desde la comodidad de la casa. Se conoce la vida, la cultura y el desarrollo de países», detalla.