Flores, mariposas, ninfas, aves, seres angelicales, princesas mayas, de todo hay en la obra de Flor Nuila.
Dos de sus características principales son que de sus cuadros emanan explosiones de color y, a su vez, celebran la vida.
Vivir en un país tropical la motiva a retomar de la naturaleza sus formas y colores. «Tenemos la gran bendición de tener una luz fuerte y eso, como artista, me inspira», dice.
Fue en 1994 cuando incursionó en el mundo artístico y desde entonces no ha parado.
Prefiere los pinceles, aunque domina diversas técnicas para crear, incluyendo el grabado. Sus primeros estudios fueron en el Centro Nacional de Artes (CENAR).
Luego, ha continuado formándose al punto de convertirse en docente universitaria con especialidad en artes.
En las universidades donde ha trabajado hay murales pintados por ella o junto a sus estudiantes. Le gusta dejar huellas.
Recientemente, montó una exposición retrospectiva en el Centro Español y algunos de sus pinturas, antiguas y nuevas -de diversas series- se encontraron en el lugar.
Fueron 32 cuadros, en formato pequeño o grande, al óleo, acuarela, yeso pastel, algunos con marcos, otros no. Así de versátil es su creación.
«Hablando de la filosofía en sí, tiene que ver con la alegría, el amor, la paz», expresa Nuila mientras ojea sus obras.
Comparte que desde pequeña siempre se sintió atraída por la naturaleza, los libros, la poesía. A los seis años supo de Claudia Lars al leer el poemario «Girasol», y fue gracias a esta influencia que más tarde se dedicó a la pintura.
«Releí y releía ese librito de “Girasol” y me encantó, de pequeña, la poesía y por eso la enfoco a la pintura […] Mi base es la poesía enmarcada en el amor, la esperanza, la fe, la vida. Entonces, por eso, la temática de flores, de mariposas. Con la mariposa tengo una filosofía particular de transformación, nos transformamos cada día», dice.
Nuila pinta mariposas de todos los tamaños y colores, algunas con detalles del cuerpo; otras, solo las representa con alas al viento. Crea cuadros con cientos de mariposas de colores, son ramilletes de mariposas que se cofunden entre las flores. En el libro «Visiones y Expresiones. Una introspección libre en la pintura salvadoreña contemporánea» (2008) hay una reseña sobre Nuila que la retrata muy bien: «Además de su talento para expresar la belleza en sus múltiples formas, los títulos de sus exposiciones la delatan: El nacimiento espiritual es una constante en el quehacer pictórico de Flor Nuila. “Las mariposas”, “Los ángeles”, “Los peces”, “Fantasía de colores”, que expresan a cabalidad su búsqueda de formas íntimas».
«Una de mis pasiones es la gestión cultural»: Flor Nuila
En su caminar por el mundo de las artes, ha trabajado en la promoción de las mujeres artistas. Este propósito se expresa en el libro «Visiones y Expresiones. Una introspección libre en la pintura salvadoreña contemporánea» (2008): «Flor es una activista del arte, que en alguna medida ha contribuido a que el arte de la mujer salvadoreña haya salido de cierta oscuridad opresiva y del que muy pocas han logrado salir». En entrevista con «Diario El Salvador», Nuila habla un poco de su amplia trayectoria.
Hablando de mariposas y transformación, ¿usted lo ha vivido?
Sí, sobre todo enfocándome en el conocimiento, ese conocimiento genuino, particular, como individuo que tengo de autoconocerme y poder entenderme y poder proyectar eso. Si en mí hay alegría, hay luces, ganas de vivir, de ser, de demostrar por medio del color y forma, entonces, descubrir que la transformación, así como le sucede a la mariposa en sus cuatro fases, yo lo retomo para bien, lo proyecto.
¿Utiliza algunas modelos cuando pinta mujeres?
Las recreo, por ejemplo, esa con alas es una ninfa. Entonces, ella es una flor-mariposa. Es la belleza femenina que nosotras las mujeres proyectamos, la vanidad natural […] las flores en sí, también tienen que ver con esa belleza natural. Yo les escribo a las flores, a las mariposas.
¿Siempre ha seguido escribiendo poesía, a la par de pintar?
Sí, siempre fluye.
¿Tiene libros publicados?
Sí, un poemario, y la portada es este cuadro que se llama «El encuentro de colibrí y flor» (una ninfa de alas rojas, con una enorme orquídea y un colibrí verde y amarillo). Entonces, yo lo ilustré todo. También he escrito varios cuentos, pero no he publicado, tengo algo de timidez al respecto porque yo no estudié esto, yo estudié pintura.
Usted ha participado en diversas exposiciones, ¿en cuántas ha estado, individuales o colectivas?
Empecé a participar en 1994, y siempre me enfoqué a buscar el área de las mujeres, y la primera exposición fue en el Teatro Nacional y era solo de mujeres. Allí empecé, pero ya antes había empezado particularmente cuando estaba Astac (Asociación Salvadoreña del Arte y la Cultura). Estaba Isaías Mata y empecé a exponer con ellos […] De ahí, me dieron una mención de Joven Talento del Año en 1995, cuando estaba ya Adapes (Asociación de Artistas Plásticos de El Salvador) y la Galería 91.
¿Serán unas 100 exposiciones?
Quizás más.
Usted es muy activa…
Sí, en mi actividad descubrí que una de mis pasiones es la gestión cultural, ad honorem prácticamente, porque las pasiones son así. Cuando a usted le apasiona algo, usted lo hace regalado. Entonces, fundé una asociación de mujeres, pero ya no la trabajé, Matiz, Mujeres Asociadas Artistas de El Salvador, en el 2004 […] Ahí están Conchita Kuny, Dinorah Preza, Astrid Suárez, Licry Bicard, todas las señoras que ya venían…
De hace tiempo atrás…
Sí, estaban ellas, me puse yo en el medio, porque ya venía de dos períodos en la junta directiva de Adapes. Entonces, ahí conocí a Camilo Minero, Raúl Elas Reyes, entonces, me puse en medio porque ya había trabajado mis años también, mis 15, 20 años, y también estaban las emergentes de las universidades y las académicas. Estuvimos con exposiciones en Santa Ana, San Miguel. Hemos ido con esta asociación a Honduras, a tres o cuatro exposiciones, en Tegucigalpa, San Pedro Sula; entonces, lo que el tiempo me ha dado y me ha permitido, yo he podido trabajar.