El estrés y la ansiedad generados por la pandemia de la COVID-19 afectó a los pacientes con adicciones al tabaco. Así lo han identificado las autoridades del Fondo Solidario para la Salud (Fosalud).
De acuerdo con Ottoniel Sánchez, coordinador del programa Hábitos Saludables, de Fosalud, el 30 % de los pacientes que eran atendidos en los Centros de Prevención y Tratamiento de Adicciones (CPTA) recayeron durante la pandemia.
«Identificamos que, en la pandemia, los pacientes que estaban siendo tratados en los CPTA recayeron, y esto es grave porque después de tres o cuatro años que tenían de no consumir alcohol o tabaco terminaron recayendo», explicó Sánchez.
La principal causa de la recaída de los pacientes ha sido la ansiedad generada por los problemas económicos, familiares y sociales que causó la pandemia.
«La recaída es multicausal. Hay un tema de salud mental que por años ha estado desvalorizada. Las condiciones generadas por la pandemia, como el miedo al contagio o el riesgo de perder los trabajos, causaron en los pacientes ansiedad, y al no poder canalizar el nivel tenso de la ansiedad, recayeron», explicó el médico.
En ese sentido, Fosalud mantiene activos los servicios para los pacientes con adicciones en los CPTA, especialmente para aquellos que recayeron, ya que, según explicó el especialista, la reincidencia representa un retroceso en el proceso de rehabilitación.
«Fosalud invierte alrededor de $10,000 por cada paciente en un lapso de 20 meses de su tratamiento. Un paciente que recae significa que vuelve a comenzar el tratamiento, por lo que el tiempo se prolonga», comentó el doctor.
Fosalud cuenta con cinco CPTA activos en San Salvador, San Vicente y San Miguel. También están adecuando las instalaciones para el funcionamiento de un CPTA que sustituirá al que se encontraba en el Hospital Nacional Saldaña.
El programa de rehabilitación es ambulatorio; es decir, no requiere que el paciente sea ingresado. Tiene una duración de 20 meses y las personas pueden graduarse si logran una abstinencia durante ese período.
«Que sea un proceso ambulatorio es muy bueno porque lo que aprendió en el CTPA lo va a implementar en su casa, en el trabajo, en su día», explicó el médico.
LOS JÓVENES FUMAN MÁS
Según el informe nacional de 2020 d la Comisión Nacional Antidrogas de El Salvador (CNA), en el sistema nacional de salud se registraron 14,065 nuevos casos en tratamiento de problemas asociados al uso de sustancias psicoactivas, de las cuales el 10 % son sobre el consumo de tabaco.
Asimismo, se ha identificado que, de las nuevas atenciones sobre tabaco, el 4.4 % corresponden a menores de edad, y en las personas de 18 a 25 años las primeras consultas en el sistema de salud representaron un aumento, ya que en 2018 fueron 106, y en 2020 ascendieron a 228.
Según afirmó Sánchez, entre más temprano un joven comience a consumir tabaco, el riesgo de adicción es mucho mayor, ya que su cerebro no está completamente formado, lo que lo llevaría a la apropiación de la conducta como parte de su cotidianidad.
«Se ha comprobado que el tabaco es mucho más adictivo que el crac. Dejar el tabaco cuesta, y ahí entra el trabajo de Fosalud en los centros de prevención», indicó el doctor.
Fosalud invierte aproximadamente $35 en cada atención que se brinda en los CPTA. Próximamente llevarán a cabo la Encuesta de Tabaco en Jóvenes, para monitorear el consumo de tabaco en los jóvenes y orientar la implementación de programas de prevención y control del tabaquismo.
En El Salvador existe la Ley de Control de Tabaco desde 2011. Esta prohíbe la comercialización de cigarrillos individuales y también la venta a menores de edad. Asimismo, está prohibida toda publicidad, promoción o patrocinio que pueda llegar a niños y adolescentes.