San Antonio Masahuat tiene dos tesoros escondidos en su acogedor terruño: el Salto de la Periquera y los callejones rocosos de La Piedra Trabada. Ambos destinos pasaban desapercibidos en las rutas turísticas del país, pero, debido a que la pandemia ha impulsado el turismo interno, ahora se perfilan como asombrosos sitios para visitar.
La tranquilidad de la vida del campo se siente al llegar a San Antonio Masahuat, en el departamento de La Paz. El municipio se ubica a 48 kilómetros desde San Salvador, los cuales se recorren en un aproximado de 50 minutos hasta llegar a su parque central, punto de partida para visitar los dos oasis naturales que tiene la localidad.
Para hacer el viaje es ideal que los visitantes contacten con la Unidad de Turismo de la alcaldía, que se encarga de organizar las caminatas hacia La Piedra Trabada y el Salto de la Periquera, para garantizar un recorrido seguro.
También es importante que los visitantes lleven ropa adecuada, debido a que ambos paseos se hacen adentro de los ríos.
Salto de la periquera
Después de caminar unos 15 minutos en medio de la zona rural del municipio, por el cantón El Socorro, se llega a la quebrada del río. Desde allí, el recorrido es cuesta arriba, en contra de la corriente suave del río, en medio de rocas y la exuberante vegetación que concluye con la majestuosa caída de agua: el Salto de la Periquera.
Sus aguas frescas caen desde una altura de casi 70 metros y hacen que la travesía valga la pena. En la parte más alta de los paredones que rodean la caída de agua hay pequeños agujeros que, según los guías locales, son habitados por pericos que llegan a dormir por las tardes, lo que le da el nombre de La Periquera.
Otra de las razones del nombre se debe al verde característico del espectáculo visual que ofrece la flora del lugar, incluyendo las paredes musgosas por donde cae el afluente del río. Abajo, una pequeña poza es la delicia de los turistas que buscan refrescarse tras la caminata.
La piedra trabada
El itinerario hacia La Piedra Trabada es bastante similar a la del Salto de la Periquera, ya que conlleva un camino de cinco kilómetros a través del río Barrancón Grande. Cada instante hacia La Piedra Trabada se vuelve una aventura que conecta con la tranquilidad de la naturaleza en sus casi tres horas de trayecto.
La vegetación, el sonido del agua, los animales e insectos vuelven armonioso el paisaje, que es recompensado con dos callejones por los que se atraviesa.
Lo asombroso de este pictórico panorama es sentir lo minúsculo que puede ser el hombre frente a la naturaleza.
Ver hacia arriba en medio de los peñascos, que crean los callejones de color verde y marrón, es una hermosa experiencia que vale la pena repetir. El final del viaje concluye con el tercer callejón, donde se encuentra literalmente una «piedra trabada» en medio de las peñas por las que navega el río.
Estos dos lugares son un atractivo que les dan la bienvenida a los aventureros con sed de probar nuevos destinos en el país.