Frustración, impotencia y angustia» alcanzan al personal del sistema público de Salud en Costa Rica al estar imposibilitado para atender adecuadamente a cada paciente, ante el alza desmesurada de casos de la COVID-19, que parece ceder algunos días solamente para volver con más fuerza un par de fechas después.
Hace tres semanas había 624 personas hospitalizadas debido al virus; un total de 281 estaba en unidades de cuidados intensivos (uci) y el resto, en cuidados moderados.
El país dispone de 359 camas para los pacientes de la uci, y de otras 986 para quienes se encuentran en cuidados moderados, de acuerdo con la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS).
Para el jueves 13 de mayo, los pacientes en cuidados intensivos ya habían aumentado a 485 y a 860 quienes se debatían contra el coronavirus en cuidados intermedios.
Es así que la capacidad de las ucis llegó a ser rebasada al 134 %. Mientras, los cuidados medios llegaron a un peligroso 87 %. La mayoría de casos, muertes y de hospitalizaciones se localizan en la gran área metropolitana. Los pacientes van desde los 17 a los 86 años. La Caja admitió que nunca en toda su historia había tenido tantas personas hospitalizadas por el mismo padecimiento a la vez.
Las siete provincias del país están bajo restricciones de aforo en comercios y de circulación vehicular. Entre miércoles y jueves, los contagios diarios rebasaron los 3,000, cuando para finales de diciembre se habían mantenido sobre los 400. El martes pasado hubo 26 decesos, que significó un nuevo y «amargo» récord.
El sistema sanitario ha tenido que redireccionar recursos para reaccionar ante el acelerado aumento de ingresos. Además, llevó a cabo traslados de pacientes de la COVID-19 cada 24 minutos en abril.
El gerente médico de la CCSS, Mario Ruiz Cubillo, ilustró la situación y dijo: «Esto es como despertar en la peor pesadilla. Los centros médicos siguen recibiendo pacientes que requieren atención hospitalaria y ya no se les puede dar la atención óptima a su condición de gravedad, pues no se les puede asignar la cama adecuada».
La realidad para las personas que laboran en el sistema público de salud ha pasado a ser agotadora. La COVID-19 cumple 14 meses de haber llegado a Costa Rica y hoy el país se enfrenta a su época más oscura. «Personal de salud, con angustia, frustración e impotencia ante pacientes que requieren cuidados intensivos y no se les puede ofrecer estas condiciones», publicó la semana pasada la entidad que se encarga del sistema público de salud de Costa Rica.