Las fuerzas israelíes avanzaron a una aldea a solo 26 kilómetros de la capital siria, Damasco, después de apoderarse de la «zona de contención» desmilitarizada entre los Altos del Golán ocupados por Israel y el resto de Siria, de acuerdo con CNN.
«Si el nuevo régimen en Siria permite que Irán se restablezca, o permite la transferencia de armas a Hezbolá, responderemos con fuerza y le exigiremos un alto precio», publicó el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
El ejército israelí indicó el martes que, en 48 horas, efectuó cientos de bombardeos contra posiciones militares en el país vecino y desplegó tropas cerca de la zona desmilitarizada al límite de los Altos del Golán sirio, ocupado por Israel.
Ayer, expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) afirmaron que los bombardeos israelíes en Siria carecen de fundamento según el derecho internacional, y que el desarme «preventivo» abre la puerta al «caos mundial».
Mientras la crisis se agudiza cada día, el nuevo primer ministro de transición de Siria, Mohamad al Bashir, aseguró este miércoles que la coalición dirigida por los islamistas, que derrocó a Bashar al Asad, «garantizará» los derechos de todos los grupos religiosos, y pidió a los millones de sirios que huyeron que regresen al país.
«Precisamente por ser islámicos garantizaremos los derechos de toda la población y todas las confesiones en Siria», aseguró recién nombrado y al frente de un Gobierno de transición hasta el 1º de marzo.
La alianza rebelde, que puso fin el domingo a medio siglo del clan Al Asad en el poder en Siria, está liderada por el grupo islamista radical Hayat Tahrir al Sham (HTS), antigua rama siria de Al Qaida. El movimiento afirmó que rompió con el yihadismo, pero sigue en la lista de «terroristas» de varios países occidentales, incluido Estados Unidos.
En la entrevista con el diario italiano Corriere della Sera, publicada el miércoles, Bashir instó a los sirios en el extranjero a regresar para «reconstruir» y hacer «florecer» el país, donde sunitas, alauitas, cristianos y kurdos cohabitan con dificultad.
Unos seis millones de sirios, alrededor de una cuarta parte de la población, ha abandonado el país desde 2011, cuando estallaron unas manifestaciones prodemocracia cuya sangrienta represión derivó en una guerra civil que ha causado más de medio millón de muertos.
«Vuelvan», insistió el dirigente, después de que varios Estados, como Alemania, Austria o Reino Unido, decidieron suspender los procesos de solicitudes de asilo de ciudadanos sirios.