Seguramente más de alguna vez has escuchado las frases, «tú estás loca», «estás alucinado», o «eres una exagerada», cuando discutes o enfrentas a una persona. Pero, ¿sabías que eso es considerado un tipo de abuso emocional?
Estas acciones, normalmente empleadas para confundirte, son bastante usuales y reciben el nombre de «Gaslighting», que es básicamente un patrón de abuso emocional en la que la víctima es manipulada para que llegue a dudar de su propia percepción, juicio o memoria, haciendo que la persona se sienta ansiosa, confundida o incluso depresiva.
Según la psiquiatra, Karla Díaz, esta acción en el que la persona genera este tipo de violencia es capaz de hacer creer a la víctima que ha perdido el juicio completamente y el término («Gaslighting») se vincula a una antigua película del director George Cukor, que en España se tradujo como «Luz que agoniza».
En el filme, el marido de la protagonista la va aislando de su entorno y lleva a cabo premeditadamente una serie de actos para que ella piense que pierde y olvida constantemente cosas.
El propósito de él es que ella empiece a dudar de sus sentidos, de su percepción de la realidad, de su capacidad de razonamiento, de su propia identidad y, en consecuencia, que llegue a creer que ha perdido la cordura.
En este contexto, Díaz afirma que esta práctica es bastante recurrente y que en la mayoría de casos es empleada en el entorno sentimental o de pareja. Sin embargo, en algunas ocasiones puede ser ejercida por otro tipo de vínculos como los amigos y la familia.
«Es más frecuente que se presente en las parejas, donde hay vínculos amorosos; pero también se puede dar con amistades. La verdad es que se puede dar en cualquier tipo de relación donde hay lazos o relaciones afectivas», afirma Díaz.
La experta comenta que este tipo de manipulación es muy sutil pero peligrosa, ya que permite la construcción de relaciones tóxicas, a creer que realmente hay algo malo en nosotros, a ser inseguros y a depender de la opinión de otros.
También nos puede alejar de nuestros seres queridos por temor a que nos confronten sobre lo que está sucediendo dentro de una posible relación.
«Generalmente, puede haber baja autoestima. Obviamente, si a nosotros nos hacen dudar de nuestro comportamiento podemos creer que estamos perdiendo el control de nuestra mente. Realmente esta situación no es tan sencilla como parece, puede llegar a ser muy compleja», añade la psiquatra.
¿Qué efectos ocasiona el «Gaslighting»?
Para la psiquiata Karla Díaz, los efectos que ocasiona este tipo de manipulación son diversos, pero concuerdan en que todos impactan de manera negativa en la mente de las personas, y por consecuencia, en su vida cotidiana.
Explica que algunos de los efectos más comunes para las personas que sufren de este tipo de abuso son la baja autoestima y la depresión, aunque también pueden hacerse presente los siguientes problemas:
1. Dudas sobre la capacidad para recordar bien. «Gaslighting» hace que la víctima dude sobre el funcionamiento de su memoria, dado que la persona manipuladora la convence de que recuerda cosas que no ocurrieron.
2. Dudas sobre su propio raciocinio. Esto lleva a la víctima a no confiar en su capacidad para razonar y tomar decisiones, por lo que busca ayuda en el criterio de los demás, y sobre todo en la persona manipuladora, que le hace ver sus supuestos errores.
3. Dudas relacionadas con su propia salud mental. En los casos extremos, la víctima asume que tiene un trastorno psicológico que explicaría sus reacciones emocionales poco adecuadas, o sus maneras de pensar alejadas de la realidad.
¿Qué puede hacer una persona que sufre estos abusos?
Una de las recomendaciones que la especialista invita a tener en cuenta es siempre comentarlo con una persona cercana, ya que en algunas ocasiones para la víctima es difícil reconocer que está siendo vulnerada con este tipo de tácticas. Y al tener una opinión externa de la situación, es más fácil poder constatar si se está siendo víctima de «Gaslighting».
«En muchas ocasiones quien está vulnerando puede hacer sentir que la víctima es muy sensible, y eso hace que la persona no tenga un panorama claro de la situación. Por eso es importante comentarlo con alguien más, porque desde afuera es más fácil tener una impresión más real de lo que se está viviendo», indica la psiquiatra Karla Díaz.
Así mismo, es importante que se consideren las siguientes medidas:
1. Confía en tu intuición. Si sientes que algo no está bien, ponle atención a eso y examina qué partes no cuadran. A la hora de analizar las propias vivencias, nuestra experiencia cuenta más que la del resto.
2. No busques la aprobación. Resiste la tentación de convencer al otro para obtener aprobación, en vez de eso puedes decir «Estamos en desacuerdo» o «Pensé en lo que me dijiste, pero no lo siento verdad para mi» o «Escucho lo que dices, pero mi realidad es muy distinta a la tuya». Eres perfectamente libre de poner fin a una conversación.
3. Recuerda tu soberanía sobre los propios pensamientos. Recuerda que las emociones no son ni buenas ni malas, y nadie te puede decir si lo que sientes es cierto o no. Si tú dices «eso me hizo sentir criticado» o «me sentí triste por lo que hiciste» no lo estás sometiendo a debate. A fin de cuentas, si sientes que te humillan o te dañan psicológicamente, solo tú sientes eso; lo que experimentas no está sujeto a discusión.
4. Sé consciente de tus valores. ¿Por qué valores quieres ser que te recuerden? Crea una lista de valores personales. Por ejemplo, «pasar tiempo de calidad con mis seres queridos», «cumplir las promesas», «ser generoso/compasivo», «decir la verdad «, «viajar», «tener la mente abierta», «mantener la espiritualidad». Eso te ayudará a mantenerte centrado y saber también qué valoras de los demás.
5. Mantén tus límites personales. Si alguien los traspasa, hazlo saber y plantea una consecuencia. Por ejemplo, si te gritan o abusan verbalmente de ti, puedes decir: «no me siento cómoda con lo que dijiste, me parece una falta de respeto y no lo pienso dejar pasar». Mantente firme.