La tormenta tropical Bonnie, formada en el Atlántico, atravesó Nicaragua y ha provocado que grandes cantidades de agua se precipiten en el territorio nacional, ha causado inundaciones y daños en viviendas particulares e infraestructura pública y vial.
Desde las primeras lluvias de hace unas semanas, diversas instituciones del Gobierno del presidente Nayib Bukele están activadas para enfrentar las emergencias. Hay una gran cantidad de albergues listos para recibir a las familias afectadas por las lluvias y también están preparados los obreros del MOP y del Fovial para reparar los daños en las carreteras, en tanto que militares han asistido a los ciudadanos que han necesitado rescate o evacuación.
El fin de semana, las alarmas se activaron oportunamente por la cercanía de la tormenta Bonnie, y la respuesta de las instituciones de Gobierno estuvo a la altura de las circunstancias para evitar desgracias personales con la colaboración de varios trabajadores estatales para reparar los daños en viviendas y carreteras.
Un punto que hay que destacar, sin embargo, es que la labor del Gobierno del presidente Bukele se vuelve más grande debido al abandono, la negligencia y la corrupción de ARENA y del FMLN que no hicieron nada, o muy poco, para resolver grandes problemas como los de las colonias Santa Lucía, en Ilopango, y Brisas de San Francisco, en San Salvador. Claramente, las inundaciones y las cárcavas que en esas zonas se producen se deben a los permisos oscuros para avalar a constructores inescrupulosos y a la falta de controles, todo esto ocurrió cuando funcionaba la alianza ARENA-FMLN.
En ambos lugares hace falta un eficiente sistema de drenajes, pues las zonas se urbanizaron sin control desde hace más de 20 y 30 años, respectivamente, es decir, son problemas estructurales en los que el Gobierno trabaja, pero son complejos, por lo que se requerirá más tiempo para resolverlos, como se hizo con la cárcava en la residencial Santa Lucía, también en Ilopango, la cual requirió un trabajo monumental debido a fallas que se originaron desde la construcción de la colonia.
Los eventos climáticos extremos son cada vez más recurrentes y por eso el Gobierno mantiene activos sus planes de contingencia para actuar de manera inmediata ante cualquier emergencia.
Mientras tanto, la oposición solo utiliza los desastres climáticos para atacar al Gobierno, alegrándose, cínicamente, de la desgracia de los ciudadanos, sin reconocer que son los responsables porque no ejercieron los controles debidos cuando estuvieron en el poder. Eso el pueblo lo sabe y por esas acciones los condenó a la marginalidad y la irrelevancia.