Desde hace quince años se dedica únicamente a la música. Está contratada de miércoles a domingo, cada semana, cada mes. Su agenda pide un mes de anticipación para programar un concierto o su participación.
Ella es Grace Zelaya, una mujer joven con voz ronca y un gran carisma que nació con vena musical; pero llegar al micrófono no le fue un regalo, sino una lucha interna que tuvo que vencer por ella misma.
Su padre es un reconocido en el mundo artístico. Gilberto Zelaya es percusionista, perteneció a la orquesta de los Hermanos Cárcamo, en la llamada época de oro de la música salvadoreña. Su hermano también es músico.
De pequeños ambos acompañaron en muchas ocasiones a papá tocando, ella la conga y él el piano, en un grupo para eventos privados llamado Festival.
Grace siempre supo de música. Era parte ineludible de su formación desde casa, y de cantar, los primeros recuerdos que tiene fueron en un karaoke entonando «Ya lo pasado, pasado», de José José, cuando tenía 14 años.
Su primer gran reto ya la esperaba. El grupo Festival tenía un evento privado, María José, la voz principal estaba enferma y no podía cumplir. Al llegar al lugar, papá dijo que Grace la reemplazaría, ni su hermano ni ella lo esperaban.
Las primeras canciones fueron un suplicio, ni la clienta ni papá parecían estar agradados. En un momento, Gilberto la vio y le dijo que dejara el micrófono, que ella no podía. Esos minutos fueron una revolución interna para la joven de 18 años. Se sintió devastada porque el ser que más admiraba en la vida la desaprobaba. Recuerda como, en el baño, mientras se sentía decepcionada y observaba empapada su blusa por el sudor de los nervios, reflexionó y se dijo: «Él no me va a hacer esto».
Regresó al escenario. Arrebató el micrófono y le dijo a su hermano: «Quiero esta canción, tócala». Su hermano y su papá sin entender qué sucedía, pero sin ánimo de desobedecer la orden, tocaron la canción. Empezó a cantar, captó a la gente de inmediato y desde ese momento a la fecha no ha dejado de cantar.
Aquello sería el primer reto de su carrera. Luego vendría educar la voz con una maestra particular, ser parte de algunos grupos, incluyendo una orquesta de salsa, lanzarse como solista, conquistar el público de bares y restaurante hasta el día de hoy.
Sobre los géneros que canta, su voz está acostumbrada a variar de acuerdo con la petición del público. Puede interpretar baladas, así como un rock de Alejandra Guzmán.
«Yo nací en lo tropical y luego canté baladas. Cantaba y canto en eventos privados, y luego me vi retada a cantar en bares. Conocí a Carlos Argueta, que ha sido un ángel en mi vida, y con Blues Producciones, llevo 8 años ya amenizando en restaurantes, bares y eventos privados», explica.
Lo que canta ha hecho que posible tener un enorme repertorio que clasifica, por ocasiones y en presentaciones temáticas a las que ha bautizado como espectáculo de Divas, Noche de Despechadas, El Show de Selena, cumbia, salsa.
Por su versatilidad vocal interpreta música de caballeros tan bien como de mujeres.
La conexión con el público

De momento, Grace no ve en el futuro próximo una canción propia o un disco con música propia. No se encuentra en ese momento artístico, dice sin prisas.
«Cuando llegue el momento quiero sentirlo, que sea de verdad algo mío», explica buscando seguir su sello personal, es decir, cantar algo que la represente y que no sea una copia de la identidad de otro artista.
Interpreta todos los géneros de manera única, aunque siempre tendrá como preferido el tropical, el género con el que nació. Recientemente participó con la Orquesta Sinfónica Juvenil en el Concierto Sinfónico de Divas.
En la presentación, Grace conectó con el público uno que llegó a disfrutar de la música de grandes cantantes interpretadas por jóvenes talentosos de la Sinfónica y en la voz de Grace y otra compañera.
Fue evidente la euforia del público que le aplaudió hasta el cansancio.
Y es que ella se desplaza por el escenario con propiedad, baila, conversa con la audiencia con el lenguaje de la música.
Para muchos tiene mucho carisma, pero para ella no tiene nombre. Lo que vive y comparte con el público lo puede descifrar solamente como una conexión.
«Me dan un micrófono inalámbrico y yo siento la necesidad de moverme, de cantar con la gente. Lo que yo hago cuando canto es transmitirle a gente el sentimiento de lo que canto. Se trata de disfrutar y esa es la conexión con la que gente en ese momento», comenta.
Su performance en el escenario o en cualquier lugar en el que se presente, ha sido criticado por sus colegas: «Me dicen que porqué me muevo hacia la gente, que me pagan por cantar. Otros dicen que escondo el talento», comparte con una sonrisa sin pena ni gloria, porque hace mucho dejaron de importarle esas opiniones.
«En algún momento me sacaron lágrimas, pero a mi lo que me importa es la respuesta de la gente, que ellos disfruten», dice.
De aquel primer evento en el que la clienta no estaba convencida han pasado muchos años, muchas canciones, experiencias y talento. Por eso, por qué deberían contratarla, responde de tajo: «¡Porque soy diferente!».
CONTACTO: Para contacto con Grace Zelaya puede ser por medio de mensaje directo en Facebook como Grace Zelaya Oficial page y en Instagram como La que canta oficial. Sus conciertos privados tienen entre 2 a 3 sets de 45 minutos.