Todos los indicadores hacen ver que que 2020 fue desastroso, sacó lo peor que pudieron haber experimentado la sociedad y los gobiernos del mundo. Pareciera ser sacado de una película de Hollywood donde la humanidad entera fue afectada y sacudida en diferentes ámbitos de su vida: laboral, económica, familiar y de salud, cuando un pequeño virus puso de rodillas al mundo entero.
Sé que muchos hemos experimentado la dolorosa pérdida de seres queridos y amigos por la pandemia. En mi caso, perdí a mi primo sirviendo a su país con valentía y fuerza, pero la COVID-19 lo reclamó; y a mi abuela, que por razones de salud falleció; pero también un gran sinnúmero de personas experimentaron diferentes pérdidas, miles perdieron: trabajos, casas, negocios, inversiones, convenios, relaciones, hasta un futuro prometedor.
¿Podríamos decir que salió algo bueno de este año?
La mayoría diría que no. Sin embargo, 2020 nos dejó mucho más que dolor, ansiedad e incertidumbre; nos transformó como individuos y sociedad, donde aprendimos a cuidar del otro pensando con empatía. Cuando no solo cuidamos a las personas más cercanas, sino que extendimos nuestra mano a un desconocido. Aprendimos a ser solidarios con los más necesitados y a descubrir que hay personas en peores circunstancias que las nuestras. Descubrimos que convivir con la familia es mucho más importante que perder el tiempo, y nos permitimos extrañar a personas muy queridas que ya no están cerca de nosotros.
2020 nos deja un aprendizaje fantástico, vencimos los miedos, las limitaciones, las ansiedades. Nos enfrentamos a la incertidumbre, cuando la sombra de lo desconocido cubrió nuestra vista, pero encontramos un rayo de luz y esperanza.
Caminamos cuesta arriba pero no nos detuvimos. Cambiamos de profesión, pero aprendimos que somos más de lo que conocemos y podemos; hacemos más de lo que somos. Crecimos y consideramos el valor de la enseñanza cuando asumimos el rol de la educación de nuestros hijos, nos convertimos en maestros, formadores y educadores enseñando con nuevas metodologías que antes no considerábamos. Creíamos que no nos acostumbraríamos a la tecnología y nos hicimos expertos en manejarla; donde cuidamos y apreciamos la salud, cuando antes no era prescindible, donde no nos ejercitábamos y ahora lo consideramos vital.
Ahora nos toca ver hacia delante, donde este año terminará muy pronto y 2021 viene con nuevos retos, hemos crecido, nos hemos superado; ahora sabes que eres más de lo que eras hace 10 meses. Creciste y crecimos como sociedad, ahora nos toca retribuir a aquellas personas que todavía no han hecho ese cambio, así como salimos de la oscuridad al ver un rayo de luz y esperanza, tenemos que compartir esa esperanza con aquellos que no han encontrado el camino, apoyarlos y hacerlos crecer con nuestro ejemplo.
Recuerda que todos somos parte de una pequeña pieza que funciona mejor si trabajamos en armonía.
Sonríe y agradece, estás aquí, eres un sobreviviente, y el mundo necesita sobrevivientes.