Hace unos días, recibimos con mucha expectativa a un nuevo integrante de la familia: «Diario El Salvador» nace, como lo menciona su editorial inaugural, «con la fuerza de un equipo periodístico experimentado, diverso y con amplio reconocimiento».
Ahora, cada mañana, junto a mi café, tendré un periódico más con el que desayunarme con noticias, artículos de opinión y una visión distinta de lo que sucede en el país. Eso es, ya de por sí, una muy buena noticia. Mis mejores deseos a todo el equipo de «Diario El Salvador» en unos tiempos en los que la prensa escrita profesional compite con la información en línea y las redes sociales, algunas llenas de desinformación.
Años atrás me sucedió algo que me gustaría contarles. La Unión Europea financiaba un tanque de pensamiento que solía ser muy crítico con la propia Unión Europea. Alguien me pregunto cómo era posible que con el dinero de la institución apoyáramos a quien nos criticaba. La respuesta fue muy simple: los laboratorios de investigación social y económica están para pensar y criticar, no para aplaudir. Si esta crítica es objetiva y fundamentada, sirve para mejorar las políticas públicas y ayuda a repensarlas.
Ser periodista de un medio público de comunicación es algo parecido, hay que dar la voz a todos con la obligación de objetividad, veracidad e independencia, porque está bajo el escrutinio de los ciudadanos. Esta exigencia es incluso más importante en períodos preelectorales. A veces hay que criticar a quienes rigen los destinos del país y abrir las páginas a quienes opinan de forma distinta al Gobierno. Para aplaudir ya están los expertos de comunicación de los políticos, las empresas, los candidatos y los gobiernos. Para investigar solo están los periodistas y los tanques de pensamiento. Los primeros, para producir noticias y alertar a la opinión pública; los segundos, para formar e informar, reflexionar y ayudar a los que deciden y definen las políticas públicas.
Como lector de diarios pienso que los buenos periodistas son como Santo Tomás, que no creyó lo que le contaban hasta que pudo comprobarlo por sí mismo. Gracias al buen periodismo sabemos si algo es cierto o no. Gracias a los buenos periodistas los ciudadanos pueden opinar mejor y tener un mejor conocimiento de la realidad social, tan necesaria para construir una sociedad moderna, atenta a la gestión de la cosa pública, es decir, la res-pública.
La crisis del coronavirus deja un contexto muy difícil para los profesionales de la información. A pesar de los riesgos y obstáculos, muchos periodistas y trabajadores de medios han continuado su trabajo, a menudo en circunstancias adversas, para proveer información del impacto devastador de la pandemia. Por eso, que un nuevo periódico en papel y en línea aparezca es un signo de esperanza. Enriquece el paisaje periodístico del país con nuevos puntos de vista y ofrece una nueva opción para un mayor pluralismo informativo.
El Salvador está cerca de cumplir 200 años de contar con una circulación ininterrumpida de prensa escrita, que incluye ahora también el ámbito digital con las nuevas tecnologías de Internet. Es una trayectoria destacable que se ejemplifica con los numerosos premios internacionales recibidos por los diferentes medios de comunicación del país como, por ejemplo, el Gran Premio de Periodismo Lorenzo Natali, otorgado por la Comisión Europea en 2019 a una periodista salvadoreña.
Desde la Unión Europea, felicidades a «Diario El Salvador» y ¡gracias por el desayuno!