La organización Un Pulmón Más denunció que el río El Molino, en la zona del cantón Natividad, municipio de Santa Ana, está siendo contaminado por residenciales aledañas, empresas constructoras que depositan aguas residuales y rastros clandestinos que depositan sangre.
Según la organización, lo anterior se ha constatado con diferentes recorridos con la presencia de turistas y, en ocasiones, con medios de comunicación.
En 2016, hizo una denuncia con un documental, pero los miembros de la organización creen que no alcanzó resultados; luego, en 2018 y 2019, pusieron otras denuncias en el Juzgado Medio Ambiental, pero no resolvió nada.
Consideran que a la fecha el problema es más grave, porque incluso han encontrado sangre y aguas residuales, ya que anteriormente solo era la basura.
«Antes surgieron iniciativas pero sin resultado. Hemos iniciado una campaña para visualizar el problema, ahora con las instituciones que deben actuar.
En al menos 5 kilómetros que recorrimos constatamos aguas negras, botaderos a cielo abierto, desechos sólidos y hasta cierto punto tenemos las sospechas de rastros clandestinos. Hay lugares donde hay tuberías que derraman sangre», afirmó Caleb Padilla, presidente de Un Pulmón Más. Respecto a los rastros clandestinos, Padilla aseguró que hay indicios de que estos operan de manera ilegal, porque no aparecen registrados en la alcaldía y al hacer un recorrido se encontraron desagües de sangre.
Admitió que no se puede asegurar que sea el rastro municipal de donde botan la sangre, pero tampoco lo descarta, porque se ubica a menos de 800 metros de distancia.
«Hemos preguntado a la municipalidad, pero nos dicen que no tienen tuberías para el río. Nosotros hacemos el llamado a las entidades correspondientes para que verifiquen de dónde provienen esas tuberías», expresó.
Caleb, ambientalista y fundador de Un Pulmón Más, afirmó que también lanzará una campaña que se denomina Salvemos El Molino, como parte de la estrategia que involucra a turistas para que visualicen el problema, y que sean ellos los que se encarguen de concientizar a las personas en las redes sociales sobre el daño que está causando el ser humano en el medio ambiente.
«Nosotros nos quejamos de un estrés hídrico, pero no cuidamos nuestros recursos, nosotros estamos comprometidos. Los turistas también tienen que visitar lugares abandonados y denunciar, es otra forma de hacer presión», afirmó.