El Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN), con apoyo de 23 guardarrecursos, busca recuperar los manglares de las áreas protegidas del país que se han visto afectados por la erosión y la contaminación. Esto se pretende hacer mediante diferentes acciones que permitirán mantenerlos limpios y con un flujo hídrico adecuado.
Una de estas acciones es la llamada Restauración Ecológica de Manglares (REM), que consiste en la remoción de sedimento, productos forestales y basura generada por la contaminación.
Evangelina Martínez, guardarrecursos del sector suroccidental de la bahía de Jiquilisco, en Usulután, explicó que, por la importancia de estos ecosistemas, el MARN lleva a cabo este tipo de tareas de limpieza.
«La actividad que realizamos consiste en la remoción de sedimentación, ya que esta se genera debido a la erosión que existe en las partes altas. Además, se lleva a cabo la remoción de productos forestales [árboles] que ya murieron y caen dentro de los canales. Cuando estos tienen una obstrucción, los mangles mueren porque ya no hay dinámica hídrica», detalló.
Para ejecutar dichas limpiezas, los guardarrecursos y técnicos de la institución desarrollan monitoreo continuamente en las áreas naturales protegidas. «Identificamos y recopilamos información necesaria para priorizar y programar la limpieza del azolve de los canales», manifestó.
De acuerdo con Éver Rivera, guardarrecursos del MARN y destacado en el sector del área protegida El Caballito, en Jucuarán, Usulután, la contaminación generada por plástico, especialmente, es la que provoca daños severos en los manglares, ya que todo este material es arrastrado por los ríos y genera mucho azolve. «La contaminación afecta muchísimo los manglares cuando los ríos arrastran la contaminación causada por plásticos, arena, piedras, entre otros materiales. Estos generan un azolve y el manglar empieza a morirse porque no tiene el flujo hídrico adecuado, no tiene esa respiración necesaria», detalló Rivera.
Otra de las tareas que se están ejecutando en el área de conservación en la bahía de Jiquilisco es la reforestación.
En este sentido, se lanzó la campaña Árboles para El Salvador, en la que los guardarrecursos desarrollarán cuatro jornadas, con las que se busca restaurar por lo menos 20 hectáreas del ecosistema del bosque salado. Ya se desarrolló la primera, en la que se sembró un total de 75,000 propágulos o candelillas de mangle rojo.
Importancia de los manglares
Los manglares tienen una enorme importancia ecológica tanto para el ecosistema como para los pobladores que viven cerca de ellos, ya que en ellos habita una gran cantidad de especies que encuentran en estos lugares un refugio y un espacio para la reproducción, por lo que son catalogados como «centros de maternidad de especies».
«Estos ecosistemas tienen una gran importancia ecológica porque acá habita una gran biodiversidad de especies, entre aves, mamíferos, reptiles, crustáceos, y en el lugar encuentran refugio para alimentarse, descansar y reproducirse», apuntó.
También enfatizó en que estos proveen de servicios ecosistémicos a las poblaciones, que son aquellos beneficios que un ecosistema aporta a la sociedad, y ayudan a mejorar la salud, la economía y la calidad de vida de los pobladores. «Ellos [los manglares] proveen alimento para las familias, ya que en esos lugares se encuentran diferentes especies de animales, pero, además, generan microclimas», dijo Rivera.
Asimismo, destacó que los manglares permiten la reducción de las inundaciones, corrientes, los oleajes y otros fenómenos característicos que se dan en la zona costera, ya que cuentan con un proceso de regulación que contribuye a la infiltración hídrica y regulan la introducción salina.
En el país se encuentran cinco especies de mangles: el istatén, sincahuite, rojo espigado, mangle rojo y el botoncillo, que es una especie que está en peligro de extinción.