La tasa de mortalidad por 100,000 habitantes en Guatemala se elevó ayer a 48.9. Esto corresponde al número de personas que han fallecido a causa de la COVID-19 de los 16 millones de habitantes en el país.
Las estadísticas del Ministerio de Salud reportaron que el 10 de mayo la tasa de mortalidad era de 45.9. Ese dato se elevó a 47 en un promedio de nueve días. Luego, el total ascendió a 48 % en los siguientes ocho días.
Guatemala sumó hasta ayer 8, 238 decesos en 15 meses de pandemia, mientras se enfrenta a la lenta vacunación.
Los cinco de los 22 departamentos más letales por la COVID-19 son la capital con 4,000 muertes, Quetzaltenango, con 619; Escuintla, con 421; Sacatepequez, con 319 y San Marcos, con 310 fallecidos.
A criterio del estudiante universitario Andrés Sicajol, el aumento de fallecidos y contagios que llegaron ayer a los 258, 633, se debe a que a la mayoría de guatemaltecos se les olvidó usar la mascarilla, aplicar el distanciamiento físico de 2 metros y el lavado frecuente de manos, después de Semana Santa. Medidas que hace hincapié la Organización Mundial de la Salud (OMS) para impedir la transmisibilidad.
Sicajol de 24 años, teme por la vida de su padre de 53, quien tiene una carpintería en Quetzaltenango, el segundo departamento con más defunciones.
El tablero de vacunación de Guatemala reportó que 464,587 personas ya recibieron la primera dosis, mientras que 97, 389 completaron el esquema para proteger el virus.