Israel volvió a bombardear este martes posiciones de Hezbolá en Líbano tras las incursiones que la víspera mataron a cientos de personas y provocaron el éxodo de miles, avivando los temores a una conflagración regional casi un año después del inicio de la guerra en Gaza.
«Líbano está al borde del abismo», lanzó el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, ante la Asamblea General del organismo, que se abrió en plena escalada entre Israel y la formación islamista libanesa proiraní Hezbolá, aliada de Hamás en Gaza.
«Gaza es una pesadilla permanente que amenaza con arrastrar a toda la región al caos, empezando por Líbano», advirtió Guterres.
Una fuente cercana a Hezbolá anunció la muerte de uno de sus comandantes, Ibrahim Kobeisi, en un bombardeo israelí que, según el Ministerio libanés de Salud, mató a seis personas e hirió a 15 en el suburbio sur de Beirut.
El ejército israelí había indicado poco antes que «aviones de combate de la Fuerza Aérea eliminaron el martes en [el suburbio de] Dahieh a Ibrahim Mohamed Kobeisi, comandante del sistema de misiles y cohetes de la organización terrorista Hezbolá».
«La pesadilla de la que usted habla es una realidad», le repuso a Guterres el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant.
«La realidad es que Hezbolá tomó a Líbano como rehén y la ONU no reconoce las acciones» de Hezbolá «ni cumple con su obligación de exigir la aplicación de la resolución 1701» del Consejo de Seguridad, que puso fin a la guerra entre Israel y el movimiento islamista libanés en 2006, agregó.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) se dijo ayer «indignado y entristecido» por la muerte, el día anterior, de dos de sus empleados en bombardeos israelíes en Líbano. Se trata de Dina Darwiche, empleada de ACNUR que se encontraba en un edificio alcanzado por un misil israelí, y de Ali Basma, empleado de la municipalidad de Ain Baal.