El Fondo Monetario Internacional (FMI) no prevé una recesión mundial, pero rebaja sus previsiones de crecimiento para 2022 y 2023 debido a la guerra en Ucrania y su efecto en la inflación, aseguró la directora general de la institución, preocupada por una «fragmentación» del mundo.
En enero, incluso antes del conflicto entre Rusia y Ucrania, el FMI ya había rebajado su previsión de crecimiento global para este año al 4.4 %, debido a la variante ómicron, pero revisó al alza sus proyecciones para el próximo año.
La contienda bélica en Ucrania echó abajo estos pronósticos.
Desatada el 24 de febrero con la invasión rusa a Ucrania, la guerra ha agravado la inflación, que representa «actualmente un peligro real» para la recuperación económica mundial, recalcó Kristalina Georgieva.
«En pocas palabras: nos enfrentamos a una crisis encima de otra crisis», lamentó en un discurso previo a las reuniones de primavera boreal del FMI y el Banco Mundial.
Pero indicó que «la economía de la mayoría de los países permanecerá en terreno positivo», es decir, el FMI no anticipa una recesión en este momento.
Por otra parte, expertos del FMI afirmaron que la inflación en las principales economías de Latinoamérica es la más alta en 15 años, después de haber sufrido dos impactos: la pandemia y la guerra en Ucrania tras la invasión rusa.
La inflación se aceleró en Brasil, Chile, Colombia, México y Perú en 2021 debido inicialmente al aumento de los precios de los alimentos y la energía, la política monetaria y el ajuste de los salarios, así como la recuperación de la demanda luego de la pandemia.
La inflación afecta sobre todo a los hogares de bajos ingresos, algo preocupante en una región con niveles históricamente altos de desigualdad.
Los factores globales, en particular los precios de las materias primas y las importaciones fueron los principales impulsores de la inflación en 2021, y los datos apuntan a que estos desempeñan un papel más importante en la región que en las economías avanzadas.
A largo plazo los expertos recomiendan adaptar la política monetaria, ajustando las tasas, por lo que llaman a los bancos centrales a «estar atentos y seguir tomando medidas decisivas si es necesario».
Brasil, principal economía de la región, subió en marzo su tasa de referencia en un punto porcentual hasta 11.75 %, un máximo en casi cinco años.