Un total $16, 298.91 en efectivo y de diferentes divisas fue parte de lo incautado por la Policía Nacional Civil (PNC) y la Fiscalía General de la República (FGR) en dos allanamientos ejecutados en las viviendas donde se refugiaba Margareth Lizeth Chacón Zúñiga, la colombiana implicada en el asesinato del fiscal antimafia de Paraguay, Marcelo Pecci.
El ministro de Justicia y Seguridad Pública, Gustavo Villatoro, informó que en el procedimiento efectuado en una de las viviendas decomisaron 14,970 euros, 510 dólares, 74,000 pesos colombianos, 500 pesos mexicanos, 500 coronas suecas.
Además, confiscaron tres pasaportes colombianos, un carné de registro civil, un teléfono celular, una laptop, y un recipiente con marihuana; mientras que en la otra casa incautaron cuatro teléfonos celulares, una computadora, un pasaporte y un pasaje aéreo.
Las viviendas se ubican en zonas residenciales de la colonia La Cima 4 y de Antiguo Cuscatlán, La Libertad.
«Ya lo dijimos, El Salvador no será refugio de delincuentes y estamos dispuestos a colaborar con otros países que buscan llevar ante la justicia a criminales que intentan escapar de la ley y creen que sus delitos quedarán impunes», enfatizó el titular de la seguridad.
De acuerdo con la Fiscalía General de la Nación de Colombia, Chacón Zúniga habría tenido una notable participación en el manejo del dinero usado para la contratación de los sicarios y compra de armas con las que asesinaron al funcionario.
«La compañera, tuvo el fin de planear y proveer al articulador todos los insumos criminales para acabar con la vida del señor Marcelo Pecci», manifestó el fiscal Mario Burgos en la audiencia de imputación de cargos contra Andrés Felipe Pérez Hoyos celebrada el pasado domingo 15 de enero.
La colombiana es compañera sentimental del empresario Pérez Hoyos, quien también fue capturado por el homicidio ocurrido el 10 de mayo de 2021 en la playa de Barú, a una hora de Cartagena de Indias, Colombia.
Pérez Hoyos fue acusado de financiar el homicidio del funcionario fiscal y fue él mismo quien aceptó su culpabilidad en los hechos al confesar que se había aliado con su hermano Ramón Emilio para planear el asesinato de Pecci Albertini, quien pasaba su luna de miel en la playa de Barú en el Caribe de Colombia cuando fue atacado a balazos por sicarios en motos acuáticas.