Una comunidad indígena ha comenzado a despedirse de su diminuta isla en el Caribe panameño para mudarse a tierra firme: vive hacinada y sin agua potable ni saneamiento en Cartí Sugdupu, que será devorada por el mar en unos años debido al cambio climático.
Cartí Sugdupu es una de las 365 islas del archipiélago de la comarca indígena de Guna Yala. Sus habitantes viven de la pesca, el turismo y la producción de yuca y plátano, que recogen en la zona continental.
Pero la vida no es fácil. Al intenso calor y la falta de servicios públicos se suma el hacinamiento de más de mil personas que viven en esta isla del tamaño de cinco campos de fútbol. La población enfrenta asimismo la subida constante del mar, que inunda regularmente sus casas.
Magdalena Martínez, una profesora jubilada de 73 años, borda un tucán en una colorida mola, una textil guna tradicional, en la casa familiar que ha decidido abandonar.
«Hemos notado que ha subido un poco más la marea», comenta a la AFP.
«Pensamos que nos vamos a hundir, sabemos que va a pasar, pero faltan muchos años, entonces pensamos en nuestros hijos, tenemos que buscar algo (…) donde ellos puedan vivir tranquilos», agrega.
El gobierno constata en Cartí Sugdupu «problemas por la subida del nivel del mar producto del calentamiento global que sufre todo el país», así como «hacinamiento», explica Marcos Suira, un director del ministerio de Vivienda.
El gobierno y la comunidad trabajan desde hace más de una década en un plan para trasladar a 300 familias a un terreno en tierra firme que pertenece a los guna.