La reducción de daños es un concepto industrial que ha sido acogido por los sectores empresariales en los últimos años, dando paso a la utilización de nuevos productos y al cambio en los hábitos de los consumidores.
Su importancia radica en que permite el desarrollo de los sectores productivos desde una óptica de reducción riesgos ambientales y velando por una mejor calidad de vida de las sociedades, apuntó el presidente de la Federación de Cámaras y Asociaciones Industriales de Centroamérica y República Dominicana (Fecaica), Eduardo Girón.
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En la región, varias industrias se han sumado a esta nueva lógica productiva, un ejemplo es el proyecto Movilidad Verde, un plan piloto impulsado por la Asociación de Combustibles Renovables de Guatemala (ACR), que consiste en seguir la tendencia mundial de combinar gasolinas con etanol.
La presidenta de ACR, Aída Lorenzo, explicó que la incorporación del compuesto natural reduce las emisiones de gases al ambiente porque mejora la combustión dado que la mezcla supera el nivel de octanaje en unos 20 grados en comparación con el combustible superior que se vende en Guatemala.
Además, permitiría beneficios económicos como la estabilización de los precios y la generación de empleos derivados de la producción del biocombustible.
En Centroamérica, todas las naciones importan el 100 % de los derivados del petróleo, aseguró Lorenzo.
Otra industria pujante en la innovación de reducción de daños es la de los plásticos, como lo explica Gabriel Salazar, CEO de Biorgani Guatemala (una empresa dedicada al reciclaje).
Tomando como base el concepto de economía circular, Salazar cuenta cómo su empresa se especializa en reconvertir materiales en desuso en útiles, con lo que se ingresa al círculo virtuoso de la reutilización.
La apuesta de la compañía es seguir las regulaciones internacionales encaminadas a la generación de carbono renovable, es decir, la producción de biomasa, la generación de energía mediante CO2 y eólica, y el reciclaje, con miras a alcanzar mejoras medioambientales, pero también el desarrollo de un nuevo campo productivo, señala el empresario.
CIENCIA Y TECNOLOGÍA
A la lista de industrias que se suman a la reducción de riesgos como alternativa de producción se unen sectores como el tabacalero, las telecomunicaciones, la construcción, entre otros.
En este sentido, la gremial establece que la innovación como proceso requiere de la participación de varios actores, tanto de la empresa como de las autoridades regulatorias y del gobierno.
Asimismo, la entidad invita a todas las industrias a sumarse a la innovación para permanecer vigentes, desde las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) hasta los grandes corporativos, «siempre desde la óptica de pensar en el bienestar de la sociedad», insistió el presidente de Fecaica, Eduardo Girón.
Para el experto, es imperativo que Centroamérica acelere sus procesos de innovación respaldados con ciencia y tecnología para facilitar e incentivar a las diferentes industrias, no solamente para generar empleos, sino para mejorar la calidad de vida de las sociedades de la región.
LOS QUE MÁS DAÑAN
Los sectores económicos que generan la mayor proporción de emisiones de dióxido de carbono son los combustibles fósiles, la producción de cemento y la energía.
Esos tres sectores constituyen la mayoría de las emisiones de CO2 del mundo, según datos a 2020.
«La tendencia mundial es mejorar la calidad del combustible. En Guatemala, hoy, la gasolina superior tiene 95 octanos y el etanol llega a tener hasta 114 octanos. Significa que es un mejorador de octanaje».
Aída Lorenzo, gerente general de ACR Guatemala.
«La innovación de daños en este momento que atravesamos se convierte en una prioridad para la búsqueda de soluciones a los problemas que rodean la sociedad y nos permite aportar desde otra perspectiva».
Eduardo Girón, presidente de FECAICA.