Ingenio plasmado en 3D

Víctor Velado Empezó estudiando Diseño Gráfico porque su vocación siempre fue animar a través de la técnica 3D a personajes en movimiento.  Posteriormente, continuó formándose en animación 3D en Image Campus, Argentina, y se especializó en animación de personajes. Al volver a El Salvador decide, junto a otros amigos, emprender y es así como en 2013 empiezan a hacer animaciones en 2D y 3D.

Con los productos que hacían participó en varios concursos y luego, poco a poco, se comenzó a involucrar en los videojuegos.

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Víctor actualmente trabaja en sus dos proyectos, por una parte, la creación de juguetes con resina y, por otro, la construcción de videojuegos. En entrevista con «Diario El Salvador», comparte los pormenores sobre este arte y por qué considera que vale la pena seguirlo desarrollando en el país.

¿Cuáles han sido hasta ahora esos logros más destacables?

Con mis amigos, Américo Andrade y Carlos Martínez, hemos creado «The Stonebot Studio», en español, «Robot de piedra» y ahí empezamos a crear videojuegos. Con ellos hemos publicado para Playstation un juego que se llama Stereo Aereo.

¿Cómo ha marcado su vida ese paso?

Ha sido muy satisfactorio. Ahorita estamos creando uno nuevo y que también ya es mucho más complejo porque tiene más cosas. Se llama «The last friend» y este la intención es poderlo publicar para todas las consolas y PC. La temática del juego es que tenés que ir a rescatar perros de un ambiente posapocalíptico.

¿Cuánto tiempo tienes dedicándote a la producción 3D?

Incursioné en el mundo 3D en el año 2003 y después lo empecé a trabajar más a profundidad en 2010.

¿Cómo nace la afición?

Platicando con mi amigo, veíamos que estaba la posibilidad de trabajar con resina la impresión y decidimos dar ese paso. Es así como en diciembre del año pasado empecé a cotizar y había ofertas. Pero como estaba lo mejor de la pandemia pensamos: “nos va a llegar hasta el otro año”, pero no fue así, fue más rápido, y compramos una máquina chiquita, la Anycubic. Esa fue nuestra primera máquina y la Photon S. Comenzamos a hacer chiquitinadas, porque era para lo que nos daba el área de impresión. La altura es más o menos de 15 centímetros, pero de ahí vimos que había otras más grandes, mejores y más baratas. Cuando veíamos las reseñas, la gente la catalogaba como una de las impresoras buenas. Es la Elegoo Saturn y trabajamos con más detalles, esa la compramos como hace tres meses.

¿Cuál es el tipo de producto que elaboran?

Empezamos a hacer nuestras producciones, más que todo «fan arts» de Venom, Mandalorian, entre otros. A excepción de algunos que esos sí ya son personajes propios de «The last friend». No lo habíamos pensado así, pero se dio, los comenzamos a modelar y ya los sacamos. De los personajes originales tenemos, por ejemplo, a Morf y a Meta, que son los que tienen orejas y están pintados en color morado. Estos sí los queríamos hacer así a colores. Pintarlos requiere de un proceso diferente que lleva más tiempo. Todo depende del alto y la cantidad de resina que se te va porque podés hacer los muñecos sólidos y ahí sí se te va bastante material o los haces huecos y ahí se utiliza menor cantidad de resina. Por ejemplo, el castillo Grayskull es todo un bote de resina, es un kilogramo.

Es un emprendimiento de bastante inversión, por suerte el precio de nuestros distribuidores es bastante accesible. Acá manejan casi los mismos precios. Para darte una referencia, si el castillo Grayskull lo vendo sin ganar nada en $60 porque es lo que me costó el bote y se ocupó todo.  También de las piezas que hacemos se pueden vender en sets. El precio de Morf y Meta juntos es de $10, también hay juguetes de $5 y $7, como el busto de Venom. Todo dependerá del tamaño, la cantidad de resina que requiera y de la complejidad.

¿Cómo es el proceso de elaboración para una pieza en 3D?

Primero, se dibuja en papel el arte. Luego se hace la base en un programa 3D, y en otro que se llama ZBrush ya lo empiezo a definir más o él me da las vistas y yo lo hago. En el impresor también se les puede cambiar el tamaño. La impresión 3D es por planos, como planos seriados, y va capa por capa hasta que va agarrando la forma. Por lo general el tiempo de impresión depende del grosor de la capa. Entre más delgado es casi que el doble del tiempo. Para referencias el castillo Grayskul se tardó 11 horas. Hay que estar calculando porque cuando es necesario hay que volver a llenar el tanque. El programa te tira la silueta del muñeco y así se va curando o solidificando y también se van pegando todas las capas. Adentro, las figuras llevan sus soportes, para que no se caigan. De lo contrario sale lo que se conoce como pata de elefante que es una masa sin estructura.

¿Qué sucede cuándo no sale bien una impresión?

¡Llorás! Una de las cosas que pasa cuando imprimís es que como no podés ver, porque la parte de la impresión es cerrada por el olor porque es fuerte, entonces es bien difícil ver hasta que ya va algo avanzado cómo va la impresión.

El problema es que a veces los soportes no agarran el modelo de la pieza y cuando pasan las horas solo ves el montón de palitos y en el tanque solo ves residuo y la resina no es reutilizable. Otra situación que puede ocurrir es que las piezas del muñeco salen con algún tipo de error o desperfecto. A veces no te puede salir el codo, sino que te sale liso, como derretido. En esos casos, lo que se hace es que se vuelve a introducir al programa y se le colocan los soportes que necesita para que salga.

¿Cómo ve la aceptación del diseño 3D en el país?

Hoy hay más mercado que hace 10 años. Lo bueno es que como artista 3D podés trabajar en publicidad, creando videojuegos o dedicarte a hacer juguetes, pero más que todo acá, en donde más se ve este recurso, es en el publicitario. En nuestro caso, que queremos hacer juguetes originales, de momento no hemos encontrado gente que lo haga. El mercado es bastante bueno.

¿Cuál es la visión que tiene con su proyecto?

El crear figuras de juguete por ahora es un «hobby», pero obviamente quiero que crezca. Estamos pensando en darle un nombre propio. Quiero llevar siempre las dos cosas de la mano, por una parte, la creación de una línea de juguetes, diseñarlo, y por otra, videojuegos, porque de chiquito lo quería hacer y ahora aquí están. Ahorita, más que todo, para darnos a conocer es que estamos trabajando «fan arts», pero más al estilo de nosotros. Siempre procuramos que tengan nuestra propia estilización. Hay juguetes en los que tenemos dos versiones.

¿Los niños cómo reciben el producto?

Uno de los socios de la otra empresa [«The Stonebot»] tiene dos niños y el más grandecito, que tiene como siete años, le ha enseñado las piezas y juega con ellos. Identifica incluso a los personajes [Harley Quinn, Venom] y a él le gustan bastante.

¿Cómo es la inversión para este tipo de negocio?

Si es «hobby» es caro, porque la línea de aprendizaje es cara porque ahí sí te van a salir varias fallas. El problema es que la resina es económica cuando ya aprendes cómo tratarla, pero con el primer impresor gastamos como $500 solo para aprender.Sin embargo, nosotros tratamos de que nuestros juguetes sean de precios accesibles a la gente ya que competimos con las marcas originales. La diferencia es que nosotros los hacemos más dinámicos, no en poses estáticas como es usual.

¿Cuánto tiempo toma trabajar una serie de juguetes en 3D?

Cuando es por encargo, pido que me entreguen los bocetos al menos con una semana de anticipación, para poder considerar todas las vistas y ya empezar a modelar. Hay figuras que toman hasta un mes en ser elaboradas y después pintarlas. Las figuras que son pintadas tienen mayor precio. Curamos las piezas con luz UV.

¿Si pudiera describir este arte cómo lo haría?

Complicado al principio, como todo, pero es bastante agradable hacerlo. A mí me sirve de terapia estar modelando los muñecos, estar cortando y poniendo soportes. Es como dedicarte a dos cosas, tienes tu trabajo, pero también tienes esto que conecta con tu infancia. Te entretiene.

¿Qué consejo le darías a quienes quieran involucrarse en la animación 3D?

Que si les gusta, ¡háganlo! En cuestión de aprendizaje, hoy desde YouTube podés aprender y no hay problema, te sale barato, solamente basta con tener acceso a Internet y tu equipo. Luego, tener conocimientos básicos en anatomía, también el poder traducir y leer los dibujos 2D a 3D. Hay que fijarse mucho en las referencias. En mi caso, junto a Américo Andrade, [su socio en el diseño de juguetes y creación de videojuegos] lo que hemos aprendido para la impresión con resina es a puro Internet y de manera empírica. Mi preparación en Diseño Gráfico me ha ayudado para tener otra perspectiva en cómo se vería en cuanto a colores, formas y siluetas. Es importante mencionar que hay cierta parte de ingeniería porque por lo general se imprime por piezas, entonces tienes que saber dónde cortar la pieza para poder unirla con las otras, ensamblar.

¿Cuáles otros proyectos se avecinan?

Queremos hacer una línea de juguetes propia y presentarla en la siguiente Comic-Con. Antes, debemos perfeccionar bien los personajes porque queremos también venderlos en línea y ver cómo recibe el público el producto. Desde la segunda edición participamos activamente en las convenciones de Comic-Con. Los productos por el momento pueden comprarlos a través de mi persona, contactándome en mi cuenta de Instagram @torbick.