El Viceministerio de Transporte ha iniciado procesos sancionatorios en contra de siete rutas de buses que reiteradamente han incumplido las medidas de bioseguridad necesarias para contener la pandemia del coronavirus. La sanción incluye la suspensión del subsidio que reciben precisamente para mantener esas medidas.
Los buses y el resto del transporte público son esenciales para la movilización de la mayor parte de la población hacia sus centros de trabajo y de regreso a sus hogares. En los momentos actuales de pandemia es muy importante que haya suficiente circulación de aire, que las unidades no vayan congestionadas y que se cumplan las medidas de higiene.
Sin embargo, una constante detectada en los puntos de revisión que han instalado los ministerios de Salud y Obras Públicas, además del Viceministerio de Transporte, es la práctica de llenar con exceso de pasajeros los buses, a pesar de los peligros que eso implica. Esto va más allá de razones económicas, de obtener más ganancias por llevar a más pasajeros o de eficiencia. Se trata de la salud y de la vida de ciudadanos salvadoreños.
Por décadas, el transporte público salvadoreño ha sido un desastre porque no ha habido una política clara para cumplir las leyes. Se ha dejado que haya una excesiva atomización del sector, llegando a los extremos de que cada bus tiene un propietario diferente, lo que hace cada vez más común que la visita de mantenimiento preventivo al taller sea sustituida por intervenciones urgentes cuando el cacharro queda varado en la calle, incapaz de moverse.
En lugar de que las empresas y cooperativas sean la norma para hacer un uso más eficiente de los recursos, vemos las calles llenas de vehículos viejos y en mal estado, contaminantes e indignos para los usuarios, quienes no pagan poca cosa para transportarse. Un buen porcentaje de los salarios de los trabajadores salvadoreños se destina al transporte; además, los pasajeros pierden muchas horas en el tráfico.
El Estado salvadoreño invierte millones en compensaciones y subsidios para que el sector transporte sea eficiente y digno, pero los transportistas ponen por encima sus intereses económicos. Lo han demostrado una y otra vez, a pesar de los efectos negativos que sus acciones puedan tener, incluso para ellos mismos.
Es momento de intervenir este importante sector, y que sea por medio de sanciones que eliminen el subsidio es un buen primer paso para empezar a sanear esta área de la economía.