«El huracán Iota les arruinó la vida a las familias perjudicadas por el fenómeno Eta. Ahora esperan un milagro de Dios de la gente de buen corazón que pueda ayudarlas a restaurar nuevamente su vida, su familia y su trabajo, porque lo han perdido todo», lamentó el sacerdote Reynaldo Paz, del municipio Río Blanco, en Matagalpa, Nicaragua, ayer luego de entregar víveres a las 400 familias damnificadas en la comunidad Alamikamba, de la Costa Caribe.
Destrucción y sufrimiento es lo que encuentra el religioso al salir a donar lo básico en los sectores donde Iota arrasó pero no pudo derribar totalmente los caminos.
Árboles que obstaculizaban el paso, ríos desbordados, puentes y casas caídas es lo que reportan también en el municipio de Bilwi, donde Iota entró el pasado lunes con vientos de 260 kilómetros por hora y con categoría 5. Paz comentó a «Diario El Salvador» que su ayuda no ha podido llegar hasta ese sector al que es difícil llegar por las vías anegadas, pero su comunicación frecuente con otros sacerdotes le transmite el ambiente sombrío que se vive por el momento.
«Esta es la realidad de nuestro pueblo nicaragüense en la parte de la Costa Caribe. Sabemos que por naturaleza los inviernos son tremendos, pero este huracán ha desbaratado todo a su paso», contó Paz.
Sin embargo, lo que más conmovió al sacerdote es cuando escuchó decir a un campesino: «Es fácil decir que lo material se recupera y que lo importante es salvar la vida, pero yo tenía varios años construyendo mi casita y en un día se perdió todo».
LEA TAMBIÉN: Iota causa destrozos en Nicaragua y Honduras
Nicaragua está de luto con el fallecimiento de al menos 16 víctimas mortales, seis reportadas entre el lunes y martes, y ayer otras siete perdieron la vida en un deslave en la zona del Macizo de Peñas Blancas, ubicado en el municipio de El Tuma-La Dalia, del departamento de Matagalpa.
La vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, informó que entre los fallecidos se encuentran cinco menores de edad, sumados a los primeros reportes de dos menores hace dos días.
El deslave tuvo un recorrido de 1,000 metros y 200 metros de ancho, según indicaron las autoridades.
Las labores continúan en el Macizo de Peñas Blancas con una brigada de 100 miembros que buscan a más víctimas. Al menos cuatro fueron rescatadas con vida.
En Managua, la nicaragüense Lidia Mercado, de 23 años, aunque no vivió ese impacto directo de Iota desde la colonia 10 de Junio, sí vivió momentos de angustia por las fuertes lluvias que azotaron los techos de las viviendas, con constantes cortes de luz y con baja señal para comunicarse.