Israel Ticas es un nombre propio cuando se habla de personas que llevan esperanza a familias que buscan a sus familiares desparecidos. Le dicen «El Ingeniero de los Muertos», ya que su trabajo es desenterrar cadáveres de fosas clandestinas, un oficio que lo ha llevado a recuperar más de 600 cuerpos en los últimos 15 años. Ticas se contagió de la COVID-19 y dice que enfrentó la prueba de vida más fuerte hasta ahora, y junto con él se infectó toda su familia, con quienes debió implementar un protocolo grupal para salir de la crisis derivada del cororonavirus, que ha provocado la muerte de millones de personas en el mundo. Esta es su historia.
Israel Ticas, el reconocido criminalista de la Fiscalía General de la República (FGR), quien también es conocido como el Ingeniero de los Muertos, vivió los momentos más difíciles de su vida cuando enfermó gravemente de la COVID-19.
Esta enfermedad llevó al experto, que lleva 15 años recuperando restos de víctimas enterradas en cementerios clandestinos, a suplicar por su vida en un centro hospitalario porque no podía respirar, según relató en un video que compartió en sus redes sociales.
Por si fuera poco, las cosas se complicaron cuando escuchó la respuesta de una doctora: «Soy sincera con usted: aquí no hay camas. No podemos ingresarlo, usted viene mal, no podemos ingresarlo, a menos que lo mandemos para San Miguel, pero son tres horas y media de viaje».
Ticas insistió a la doctora que se sentía mal, el oxígeno le seguía faltando, y volvió a suplicar para que lo atendieran. A continuación se detalla parte de aquella conversación:
—¡Me ahogo! ¿Qué hago? No puedo respirar, no importa que no haya camas, en una silla, pero denme oxígeno porque necesito respirar.
—Tampoco hay oxígeno. Siéntese y espere a que se muera uno de los que están intubados; cuando se muera uno, lo vamos a subir a usted.
Finalmente, y tras esa angustiosa bienvenida, Ticas logró un cupo para ser atendido en el centro hospitalario y lograron estabilizarlo. Atrás había dejado a su familia. Luego condujo su carro y como pudo logró llegar hasta una clínica del Seguro Social.
«Creí que mi vida se iba. He estado a punto de morir muchas veces por mi trabajo, pero nunca había tenido una enfermedad tan grave como esta», reconoció el ingeniero en Informática.

Israel Ticas es un criminalista forense con alta experiencia en bioseguridad; su trabajo lo ha llevado a impartir en otros países temas relacionados con su quehacer.
Cada vez que le ha tocado trabajar en un cementerio clandestino, la protección con trajes especiales ha sido prioridad para este profesional. Sin embargo, admite que nunca estuvo tan cerca de la muerte como cuando padeció de coronavirus.
A más de cinco meses de ese terrible momento en la vida de Ticas, «Diario El Salvador» conversó con él para conocer su opinión sobre cómo le cambió la vida y cuál es el mensaje que puede enviarle a los ciudadanos que piensan que no se pueden contagiar, así como los que están pasando momentos difíciles como los que él mismo vivió.
«Puedo decir que en mi vida nunca estuve tan cerca de morir como ese día. Me confié, como muchos que dudamos de la enfermedad. Yo me había creído un Superman porque todos me decían “y a vos qué te va a dar eso sí todos los días trabajás con virus y bacterias, estás inmune y no te pega ninguna plaga”», fue su primera reflexión.
Un testimonio para reflexionar sobre la enfermedad
Dijo a este medio: «Quiero que tanto mi historia como la de otros sobrevivientes de la COVID-19 sirvan para que la gente piense que esto no es mentira, la angustia que viví… He estado cerca de la muerte muchas veces por mi trabajo: se me acabó el oxígeno, se me ha cerrado el paso del oxígeno en pozos a 60 metros de profundidad, en accidentes de tránsito… tantas cosas que me han pasado y nunca vi tan cerca la muerte como ese día que fui al Seguro y que me dijeron que no había oxígeno ni camas y que esperara a que se muriera uno y que no iba a esperar mucho porque se estaban muriendo rápido»
Ticas aún recuerda que trabajaba en la recuperación de tres cadáveres cuando se comenzó a sentir muy mal. Inicialmente pensó que se trataba de una gripe, pero le pasó algo anormal: dejó de percibir olores.
Creyó que era otra cosa, menos la COVID-19. No fue hasta que los pulmones le comenzaron a fallar por causa de una neumonía que cayó en la cuenta de que se había contagiado del mortal virus.
En los días siguientes hasta fue marginado cada vez que lo escuchaban toser en hospitales privados donde acudió para realizarse un examen de tórax. Le decían que guardara distancia, él mismo asegura que fue «horrible». Por ser un virus de rápida propagación, también contagió a su familia.
«Fue duro, contagié a mi familia. También pasaron por ello. En mi casa era un hospital, llevábamos control, yo había hecho un control en papel donde había una tabla para ver qué medicamento teníamos que tomar, teníamos los nombres de cada medicamento, hora, dosis, la vitamina que teníamos que tomar, la sintomatología de ese día, los avances, otro tipo de síntomas», detalló sobre cómo el virus los obligó a cambiar las rutinas de la familia.
«Yo quería viajar, irme solo en el carro; despedirme de mi familia fue horrible. No se lo deseo a nadie, ni a mi peor enemigo, y muchos se confían. Esto es como una ruleta rusa, a unos les da asintomático y a otros nos da grave, no hay que jugar con nuestras vidas», expresó.
Ticas y su familia se lograron recuperar. La pronta asistencia del personal de Salud en los días siguientes que le detectaron la enfermedad le permitió sobrellevar y, como él relata, recibía llamadas de este personal para saber cómo se sentía.
«Nunca había estado en control con el Ministerio de Salud y doy gracias tanto a la doctora que me atendió en el Seguro, que fue sincera y que me dijo “aquí se va a morir, no hay camas, no hay oxígeno, a menos que se vaya a San Miguel”», manifestó.

El centro da miedo
El criminalista lamentó que hasta estas alturas haya personas que no han tomado con seriedad la enfermedad y las medidas de prevención que tienen que aplicar para evitar contagiarse. En una fugaz visita que hizo por el centro de San Salvador, constató que cientos de ciudadanos no se están cuidando.
«Pude darme cuenta cuando fui al centro que da miedo llegar, porque la gente no entiende, anda sin mascarilla y como que es una procesión, no hay distanciamiento, no hay ni un centímetro, porque pasan rozándose y hablando, y por ahí tiran bacterias y partículas de saliva», detalló sobre lo que pudo ver en la capital.
«Es terrible lo que está pasando. La gente cree que ya pasó y que es mentira. Siento que si esto sigue, enero y febrero serán negros porque van a haber muertes hasta decir ya no, porque la gente no entiende», añadió.
Pidió a las personas no confiarse, ya que la COVID-19 sigue contagiando a cientos de personas, muchas de las cuales están en condición grave o crítica. Como sobreviviente de esta enfermedad, enfatizó: «Por favor, soy un sobreviviente de la COVID y es horrible; si les dio asintomático, no crean que no les puede repetir. Yo tengo miedo de que me dé de nuevo, Dios da una segunda oportunidad a unos, pero a otros no. Por favor, si no se quieren ustedes, quieran a los suyos, a sus hijos y a las personas mayores. No se arriesguen».
También recomendó que para esta época únicamente hay que reunirse con los integrantes del clúster que cada persona eligió. Hizo un llamado a evitar fiestas y bailes, a mantener el distanciamiento, a no dejar de usar mascarilla y alcohol en gel, y a no visitar lugares donde haya aglomeraciones.
Ticas envió un mensaje para quienes están graves o son asintomáticos. «Si alguien se encuentra con COVID-19 en estado crítico, lo primero que tiene que hacer es no perder la fe en Dios, que va a salir adelante. No pierdan la esperanza».