El tema del tratamiento adecuado que debe dársele a la basura (desechos) ha estado en la mesa desde hace algunas semanas en el país. Los estragos que causa en el sistema de drenajes, la contaminación, el desequilibrio ambiental, además de la afectación estética que genera en los entornos, hacen que este sea un tema que necesita abordarse de manera inmediata y con la participación de todos.
A pesar de que en forma generalizada parece existir un acuerdo en la necesidad de abordar este tema, algunos intentan minimizarlo y decir que los esfuerzos que se están realizando no son correctos. Estas personas se justifican desinformando y diciendo que no debería sancionarse a quienes botan de manera inadecuada porciones pequeñas de basura.
En mi experiencia como psicólogo uno de los retos más grandes es precisamente incidir en un comportamiento, sobre todo cuando de alguna manera ha sido frecuente, generalizado y justificado.
Recientemente se aprobaron reformas para sancionar a las personas naturales y jurídicas que boten y/o desechen basura de manera inadecuada; el presidente está impulsando el plan Cero Basura, los gobiernos locales y grupos organizados están haciendo campañas de limpieza. Esa es precisamente la actitud. Este problema merece el esfuerzo de todos. Alguna vez ha escuchado de un compatriota que incumple las leyes de tránsito en El Salvador, pero cuando, por alguna razón, tiene la oportunidad de viajar al extranjero y manejar en ese país, no lo hace. ¿No es verdad que en el país que visita respeta las leyes? Algunos justifican este fenómeno diciendo que es porque las leyes son más duras, al igual que las sanciones; es la misma persona, pero de repente se vuelve respetuosa de la ley, en parte por temor a las sanciones y diversas consecuencias.
Pero también entra aquí un componente de comportamiento social, es decir, la población alrededor también es respetuosa de la ley, las normas lo restringen, la educación lo estimula, pronto la persona identifica que al no cumplir las leyes está al margen, no solo de esta, sino de la cultura y de la sociedad. Por eso todas las acciones en función del manejo adecuado y responsable de los desechos son bienvenidas y necesarias, pues estas permitirán el desarrollo de una nueva cultura.
Crear una nueva cultura es como cambiar el chip, es como eliminar el no de la palabra «no puedo», es concebir la verdadera esencia del pueblo salvadoreño, un pueblo trabajador, positivo, limpio, próspero, es hacer una acción masiva desde diferentes ángulos para alcanzar la cultura de manejo adecuado de los desechos.
¿Qué podemos hacer? Bueno, todos podemos y debemos participar: reduzca la cantidad de elementos que utiliza, que al final se convertirán en basura; reutilice, recicle, evite tirar basura en la calle y de manera adecuada recójala y limpie; enséñele a las nuevas generaciones, trasládelo de manera positiva a las personas en las que tenga un nivel de influencia, si encuentra resistencia no se asombre, es muy lógico que un mal hábito arraigado se resista a ceder, pero si mantiene la constancia y la motivación usted estará siendo parte de la solución.
Apoye estas y otras acciones orientadas a hacer de El Salvador un mejor país.