La historia de Jeffrey Dahmer es la serie del momento en Netflix. Aunque la plataforma de streaming aparentemente se haya esforzado en estrenarla sin aviso previo ni promoción alguna (los diez episodios llegaron de sopetón el pasado 21 de septiembre, tras anunciarse la fecha de estreno cinco días antes), esta nueva colaboración con Ryan Murphy (American Horror Story, Ratched) se ha colocado inmediatamente en cabeza del top de visionados en la mayoría de territorios.
El interés de los espectadores de Netflix hacia las historias de asesinos en serie parece una puesta asegura. Además, en el caso de DAHMER – Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer, Evan Peters interpreta a uno de los asesinos más famosos de la cultura mediática reciente de EE UU. Llamado el «caníbal» o «carnicero de Milwaukee», se le considera responsable de la muerte de 17 adultos y niños varones entre 1978 y 1991
Si por algo llama la atención el truculento caso de Dahmer es tanto por la práctica de necrofilia y canibalismo tras sus crueles crímenes como por la ineptitud de las autoridades, que fueron incapaces de atrapar en varias ocasiones a un asesino que desaparecía delante de sus narices dejando un evidente rastro de sangre.
Dahmer capturaba a sus víctimas en Walker’s Point, zona de bares gays de Milwaukee (Wisconsin). Al tratarse de personas pertenecientes a diversas minorías étnicas (nueve de las catorce eran de raza negra) y procedentes de ambientes homosexuales, se plantea que la policía no centró tantos esfuerzos como habría sido necesario para darle caza de manera eficaz.
Esta es una tesis que la serie de Ryan Murphy expone en toda su magnitud, mostrando a agentes de policía reacios a hacer seguimiento de casos de desapariciones o despreocupados en la búsqueda de sospechosos. En el primer episodio de DAHMER – Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer, dirigido por Carl Franklin (un veterano de Mindhunter), se evidencia esa falta de implicación de las autoridades al relatar cómo se produjo la captura del asesino.
La captura de Jeffrey Dahmer
Jeffrey Dahmer fue detenido el 22 de julio de 1991 y todo se desarrolló de manera bastante similar a lo que muestra el primer episodio de la serie. La policía acudió al apartamento del asesino en Milwaukee escoltando a una víctima que esa misma noche había logrado escapar de sus garras. Tracy Edwards (interpretado en la serie por Shaun J. Brown) se acercó a los agentes para pedirle que le quitaran las esposas que Dahmer le había enganchado a la muñeca; cuando sus llaves no funcionaban, decidieron ir con él al apartamento de su presunto asaltante.
Dahmer había cortejado a Edwards ofreciéndole 100 dólares por acompañarlo a su casa para hacerle fotos desnudo. Una vez allí, el asesino intentó esposarle pero su víctima, ya alertado por el fuerte olor a ácido clorhídrico en toda la vivienda, había conseguido zafarse y distraer la atención de Dahmer, quien le amenazaba suavemente informándole de que planeaba comerse su corazón.
Tras un encierro de varias horas, Edwards logró escapar en un descuido del asesino, a quien golpeó para huir. Cuando volvió al apartamento con la policía, Dahmer los invitó a entrar para ayudarle a buscar la llave de las esposas, que reconoció haber puesto sin más explicación ni negar que hubiera amenazado a Edwards con un cuchillo. Uno de los agentes encontró en un cajón de la mesita de noche fotos Polaroid de cadáveres que habían sido tomadas en ese mismo apartamento. Al verlas, se las pasó a su compañero diciendo «Son reales», como recrea la serie.
Dahmer intentó escapar pero fue apresado por los agentes de policía. «Por lo que he hecho, debería estar muerto», dijo mientras sujetaban su cabeza contra el suelo. En esos momentos, uno de los agentes ya había abierto el frigorífico y encontrado una cabeza humana dentro.
La inspección de la vivienda se saldó con cuatro cabezas en la cocina, un torso en el congelador junto a varios órganos, siete cráneos en el dormitorio, dos corazones humanos, dos manos amputadas, dos penes conservados, bolsas de plástico con tejido muscular y un bidón de ácido donde el asesino intentaba disolver tres torsos más.
Jeffrey Dahmer se confesó culpable de sus crímenes, así como haber practicado el canibalismo con los restos de sus víctimas. En mayo de 1992 fue condenado a 16 cadenas perpetuas (941 años de prisión) y encarcelado en el Instituto Correccional de Columbia (Wisconsin), donde permaneció encerrado hasta su muerte en noviembre de 1994, a los 34 años. Un compañero de prisión, Christopher Scarver, le destrozó la cabeza golpeándola con una barra de metal hasta matarlo.
Familiares de una de las victimas se pronunciaron desde sus redes sociales sobre la producción.
La serie se centra en Jeffrey Dahmer de manera individual, pero desde las perspectivas de las víctimas. Parte de la producción dijo: «Partíamos de la regla de nunca contar nada desde el punto de vista de Dahmer. Se llama La historia de Jeffrey Dahmer pero no es solo él y su historia de fondo: son las repercusiones, cómo la sociedad y nuestro sistema no lograron detenerlo en varias ocasiones debido al racismo o la homofobia. Es una historia trágica»
Rita Isbell, familia de Errol Lindsey, una de las víctimas de Dahmer, se pronunció al respecto. Su primo, Eric Perry, dijo en Twitter: «No le voy a decir a nadie lo que tiene que ver, sé que la atención que reciben los true crimes es enorme, pero si realmente tienes curiosidad por las víctimas mi familia (los Isbell) está furiosa con esta serie».
Perry revela que tanto él como su familia se enteraron de la existencia de la serie al mismo tiempo que todos los demás. «Cuando dicen que lo hacen por ‘respeto a las víctimas’ u ‘honrando la dignidad de las familias’, no es porque se hayan puesto en contacto con nosotros. A estas alturas, mis primos se despiertan cada pocos meses con un montón de llamadas y mensajes, y saben que hay otro programa de Dahmer. Es cruel». Perry no cree que los creadores de la serie hayan sido sensibles, y considera que todo forma parte de querer explotar la tragedia.