Todos los días a las 6 de la mañana, el juez Quinto de lo Laboral, José Manuel Chávez López, es el primero en ingresar a las instalaciones del Centro Judicial Integrado de Derecho Privado y Social de San Salvador, así cuando sus colaboradores llegan ya les tiene listos varios expedientes de demandas laborales para que las notifiquen.
Esa costumbre de llegar a su despacho dos o tres horas antes que los demás le ha causado calificativos como el «juez extraterrestre» y el «juez trabajador», incluso quejas de los agentes de seguridad que en más de alguna ocasión lo reportaron porque a las 5 de la mañana les estaba pitando desde su vehículo para que le abrieran el portón del centro judicial.
Esa rutina comenzó en 2003, cuando fue nombrado juez de Primera Instancia de Ilobasco, durante los 10 años que estuvo al frente de esa sede judicial conoció todas las ramas a excepción de Familia y Menores, que son áreas especializadas.
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«Yo todos los días me iba a las 4 de la mañana para Ilobasco, allá me habían puesto “el extraterrestre” porque era el primero en llegar a las 5 de la mañana. Yo no sabía que así me decían hasta que escuché que un abogado llegó a preguntar por mí y entonces otro abogado dijo: “El juez extraterrestre”. Yo salí enojado y les dije por qué esa falta de respeto. Entonces unos vigilantes me dijeron, “No, señor juez, es que nosotros andamos en todos los juzgados y no conocemos otro juez como usted; no es de este mundo que venga a las 5 de la mañana y se vaya a las 8 de la noche”» comentó.
En el Juzgado de Primera Instancia de Ilobasco estuvo hasta el 31 de enero de 2013, ya que el 1.º de febrero del mismo año asumió como juez Quinto de lo Laboral de San Salvador. Al ser juramentado, otro juez de lo Laboral le advirtió: «Ese juzgado al que usted va tiene mora judicial».
«Bueno, al fin, dije yo, en San Salvador todo es mora judicial. Pero yo venía de Ilobasco de poner al día ese juzgado que el Centro Nacional de la Judicatura lo tomó como modelo. Lo hecho allá lo puse en práctica aquí, y con esas credenciales venía al Juzgado Quinto de lo Laboral. Pero mi sorpresa fue cuando me di cuenta a lo que me enfrentaba: encontré cajas de cartón llenas con juicios para sentenciarlos desde 2009 a 2013, que no estaban las sentencias. Después de la auditoría, detecté 1,518 procesos laborales, pero este tribunal desde 1992 fue creado como Juzgado Quinto de lo Civil y en 2004 fue transformado en Juzgado Quinto de lo Laboral; y todo aquello en materia civil siguió conociendo este tribunal porque la Corte Suprema de Justicia no se la quitó. Tuve, entonces, que sacar la mora de lo Civil desde 1994 con juicios sin sentencia, sin depurarse», explicó Chávez López.
De los 1,518 expedientes acumulados, 700 estaban sin diligenciarse o impulsarse, ya que no se había hecho nada, pese a que la característica del juicio laboral es que es de oficio, porque el juez es quien debe llevar la iniciativa de los trámites. Otros 216 expedientes que habían ingresado en 2008 solo estaban con admisión de la demanda, pero no se habían notificado y 281 procesos de 2009 solo estaban admitidos, pero sin seguirse, es decir, estaban en el olvido.
«Lo que pude pensar es a quiénes perjudicaron con ese retraso, perjudicaron al trabajador. En lo laboral, el patrono sabe para qué nombra como apoderado a un abogado; lo busca, talvez, no para ganar el caso porque él sabe que despidió al trabajador. Lo busca para ir retrasando el proceso e ir poniéndole trabas. Entonces el demandante, que solo tiene su fuerza de trabajo y que ya no tiene un salario porque fue despedido, termina aceptando lo que le ofrecen, termina buscando otro trabajo o muriendo. Se desespera el trabajador porque es su fuerza de trabajo la que está invertida y no tiene nada. Entonces con este retraso, que no es culpa de los patronos sino del mismo juzgado, a quién se perjudicó: al trabajador. Cuando yo vine, empecé a trabajar y a ponerle sentencia a los juicios para notificarlas, sabe qué: la empresa ya no estaba en el lugar de dirección, se había ido, cambiado de dirección o buscan otro nombre de razón comercial. Hay muchas formas de evadir, pero aquí en el juzgado se lo facilitaron», expresó el juez Quinto de lo Laboral.
El funcionario judicial dijo que él siempre ha tratado de cumplir con los plazos. La ley señala que son tres días para resolver la admisión de una demanda, pero cuando él llegó al juzgado encontró casos que tenían hasta cuatro meses sin admitir las demandas.
Los trabajadores despedidos cuando se enteraban de que su caso había llegado a ese juzgado, pedían que pasara a otro. Esa mala imagen la cambió depurando los procesos, y en cuestión de dos años se puso al día y eliminó la mora judicial de cinco años en material laboral y de 19 años en materia civil.
Para lograrlo, el juez comenzó a llegar todos los días a las 5 de la mañana; luego de dos años, al ver que ya se había puesto al día, decidió comenzar su jornada a las 6 de la mañana, un horario que ha mantenido en los últimos ocho años.
«Yo siempre he sidorespetuoso de la ley y de losplazos porque a mí me hainteresado el usuario. Tengoun dogma que hay queservirle, ya que los cargoslos he tomado para servir».
JOSÉ MANUEL CHÁVEZ LÓPEZ,JUEZ QUINTO DE LO LABORAL