Tres meses y medio después de ser declarado culpable de tráfico de drogas y armas, el expresidente de Honduras Juan Orlando Hernández recibió una condena a 45 años de prisión por narcotráfico. El exmandatario fue sentenciado por conspirar con narcotraficantes. El juez Kevin Castel le recordó a Hernández que no estaba siendo juzgado por corrupción, sino por delitos relacionados a las drogas.
Un jurado popular lo declaró culpable el pasado 8 de marzo de tres cargos de tráfico de drogas y de armas, que le amenazaban con una condena perpetua, como otros inculpados en la misma causa, entre ellos su hermano Tony Hernández o el colaborador cercano de éste Geovanny Fuentes.
En un intento de evitar una condena perpetua, el abogado defensor, Renato Stabile, alegó en los argumentos de sentencia enviados al juez el pasado viernes 21 de junio que la condena mínima que prevé la ley -10 años por el cargo de narcotráfico y 30 por el de armas- «satisfará los objetivos de la sentencia» y pide que el juez no le imponga «una pena adicional».
La sentencia mínima deja de igual forma prácticamente al expresidente, de 55 años, el resto de su vida entre rejas en una cárcel de máxima seguridad en Estados Unidos.
«Soy inocente, no culpable» clama por su parte Hernández en otro documento de 159 páginas enviado al juez Castel la semana pasada en el que desgrana las leyes que promovió y su colaboración con el gobierno estadounidense para acabar con el crimen organizado y la violencia de las pandillas que se cobraron la vida de casi 88.000 personas, convirtiendo a Honduras en uno de los países más peligrosos del mundo.