Los lazos de amistad que durante años han formado los docentes en las escuelas, se trasladaron ayer hasta los centros de vacunación, pues para recibir la vacuna contra la COVID-19, fueron citados y organizados por centros educativos. Esto permitió que se reencontraran y, además de compartir la alegría por recibir la inmunización, también convivieran nuevamente como lo hacían en las escuelas.
Los maestros destacaron que, durante el 2020, fortalecieron los lazos de compañerismo ya que debían apoyarse mutuamente para enfrentar la pandemia y su labor docente; pero ahora, también juntos reciben la vacuna, la cual, constituye la principal herramienta para generar inmunidad y salir de la pandemia.
«A partir de la vacuna, empezaremos nuevamente con normalidad. Estoy feliz porque la mayoría de mis compañeros están siendo vacunados, sin excepciones. También veo compañeros docentes de la misma zona y me alegra saber que juntos enfrentamos la pandemia y ahora juntos recibimos la vacuna», dijo Óscar Mejía, docente del Centro Escolar Fernando Llort.
Los formadores llegaron desde las 8 a.m. a los centros de vacunación y realizaron los cinco pasos del procedimiento. En las áreas de espera y de observación, aprovecharon para conversar sobre sus familias, sus formaciones y las expectativas para el presente año escolar. El ambiente que se percibía era el de comunidad educativa que se encontraba nuevamente por un motivo de alegría.
El docente Nelson Paniagua, acudió, incluso, con su hijo menor de 7 años. Paniagua es originario de la zona oriental del país y ha sido maestro por 44 años. Se vacunó porque quiere proteger a su familia y no exponer su salud. «La vacuna me da seguridad también para mi familia. Ando a mi niño porque pasamos solos, y es mejor que me acompañe y también conozca que las vacunas ayudan a la salud de las personas», comentó Paniagua.
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Además de los docentes, a los centros de vacunación también asistieron algunos miembros del personal administrativo de los centros educativos, como fue el caso de Nora de Barriere, quien tiene 75 años de edad, y cuenta con 34 años de trabajo en el área de registro académico del Centro Escolar Francisco Morazán. «Uno tiene que protegerse, lo hago también por mis bisnietos. Yo con la vacuna decidí que iba ir porque es para el bien de uno», comentó Barriere.
Los miembros de cada centro escolar, después de la vacuna, se despidieron con la ilusión de reencontrarse nuevamente con la reapertura escolar, el próximo 6 de abril. Para los maestros, recibir la vacuna representa esperanza y seguridad ante el retorno a clases, especialmente porque sienten protección a su salud y la de sus familias. También lo evalúan como una acción positiva porque los estudiantes tendrán menor riesgo de enfermar.
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«Yo creo que la estrategia del presidente y del Gobierno de elegirnos como grupo priorizado fue excelente. Estamos animados y alegres de que volveremos a ver a nuestros estudiantes y compañeros de forma segura», dijo Marco Antonio Alvarenga, quien tiene 44 años de ser docente.