Durante más de dos décadas el Departamento de Justicia de Estados Unidos ha insistido en que el sistema de justicia de El Salvador es lento, corrupto e ineficiente. Tres palabras categóricas que resumen, en parte, lo que representa ingresar al sistema, no importa cuál sea su calidad, puede ser víctima o imputado, pero en ese calvario nadie se salva.
En El Salvador, durante más tiempo, mujeres y hombres que tenemos el privilegio de tener acceso a prensa, radio, televisión y redes sociales hemos expuesto diferentes problemáticas del sistema de justicia en nuestro país, y todos los actores en mayor o menor medida han efectuado depuraciones, cambios, avances, que son perfectibles, excepto en el Órgano Judicial. Ha sido una negativa de todas las cortes plenas que no han tenido la voluntad política y la firme convicción de permitir que el proceso de investigación funcione para jueces, juezas, magistrados de cámaras, salas y Corte Plena.
La semana anterior, fuimos testigos de que una parte de una generación que ha operado por décadas en el sistema judicial finalizó sus funciones y pasó a la condición de retiro. Otra parte, ya pensionados, van a sus despachos o gozar de sus ahorros. Algunos funcionarios, luego de negociar, aceptaron 24 salarios para retirarse, otros se apegaron al decreto antes de que entrara en vigor y otro grupo puso en evidencia la corrupción que los caracterizó en gran parte de su carrera. Un juez del oriente del país se dio el lujo de suspender todas las audiencias programadas, cobrar sin trabajar y estar en ronda de medios en TV y radio para hacer los últimos «encargos» de sus patronos.
Atrás quedan los nefastos denominados «cuatro fantásticos» que no solo llegaron dos de manera cuestionada, ilegal e ilegítima a Corte Plena, fueron nombrados en la N.5500 mientras se departían varias de «cinta azul» entre la clase y operadores políticos. Pero estos señores se «les dieron vuelta», incluso a los que los pusieron; por eso también los calificaron como machos sin dueños, su único patrón fue el dólar. Estos «cuatro fantásticos» para el cobro y las sentencias de los viernes por la tarde incluso se dieron el lujo de interpretar la Constitución a conveniencia de los grupos de influencia y poder. Llegaron a jactarse en medios de comunicación que arriba de ellos como Sala de lo Constitucional solo Dios, y ninguna organización, asociación, fundación o medio de comunicación dijo nada.
Y como corolario, dos jueces, entre ellos uno exmagistrado de Corte Plena, emiten fiel al manual y al estilo, previo a su último día de labores en el Órgano Judicial, se despiden con vergüenza, firmando la sentencia de un sistema corrupto para anular el proceso penal que la Fiscalía inició contra el expresidente de la Asamblea Legislativa y excandidato a la presidencia de la república Norman Quijano, acusado de fraude electoral y agrupaciones ilícitas, ya que negoció votos por dinero con el crimen organizado y las pandillas
Es responsabilidad de la Corte Plena actual profundizar y desarrollar una reforma integral en todo el Órgano Judicial; que ya no se suspendan audiencias por inasistencias de las juezas y los jueces por motivos personales, porque están ausentes de los tribunales. También, que se imponga la detención provisional como norma y única medida para todos los casos, que se resuelva y se cumplan los plazos desde los juzgados de Paz hasta las salas en la Corte Suprema de Justicia, y sobre todo que ya la justicia en El Salvador no se venda ni se compre, que no solo funcione para el que puede pagar y tiene recursos, que no se aplique solo al pobre.