¿Cómo ha sido el crecimiento como mujer, como profesional y como empresaria?
La verdad que mi visión de ser una mujer exitosa siempre fue ser una mujer de familia. Para mí ahí está la felicidad y la alegría. Cada quien tiene su vocación, la mía venía de ese lado. Siempre mi trabajo traté de hacerlo en torno a mi familia. Cuando entré en los medios, yo habré tenido 19 años. Yo era novia de mi compañero de colegio que ahora es mi esposo, Joaquín Alfaro, y quería salir embarazada inmediatamente, pero Dios tiene sus tiempos y sus propósitos y pude salir embarazada tres años después de estar casada. Fue mi realización más grande, yo doblaba las rodillas, de verdad, pidiéndole al Señor que me diera ese milagro de ser mamá, porque es un verdadero milagro; y finalmente me lo concedió en su tiempo perfecto. Lo deseábamos tanto que nos dio una princesa de nombre Lucía María. Siempre tuve esa visión de que la familia es lo más importante y siempre supe que yo podía ser reemplazada en cualquier ámbito, menos en mi rol de mamá. Entonces, siempre traté de que mis trabajos fueran alrededor de mi familia. Estuve en una empresa que me consideró todo el tiempo para poderme desarrollar como mujer, como mamá. Luego, como a los tres años, vino mi segundo hijo. Feliz, emocionada y tratando de compaginar, hacía radio, televisión, mis hijos, pendiente de mi esposo, de mi hogar. Mis hijos me necesitan por sobre todas las cosas y hay momentos en los que mi empresa me necesita y hay momentos en los que en el noticiero [4 Visión] me necesitaban; sobre todas las cosas, entonces, es importante saber definir dónde está la prioridad.
¿En qué momentos ha tenido que poner adelante sus prioridades familiares?
Recuerdo una vez que mi hijo se sacó el cuadro de honor y yo había hecho un contrato con una empresa que iba a celebrar un evento latinoamericano aquí en El Salvador; yo iba a conducir el evento en un hotel y habían ensayos. Era un evento bastante grande y dos días antes me llegó la carta del colegio de mi hijo, Joaquín Arturo, diciendo que se había sacado el cuadro de honor y que el evento era a la misma hora y el mismo día. Entonces ahí es donde uno tiene que saber diferenciar. Claro, me sentí sumamente angustiada como profesional porque yo he sido muy respetuosa, para mí la palabra vale muchísimo y hablar y decirles «ahora es el evento, mil disculpas. Mi hijo se sacó el cuadro de honor y tengo que estar ahí con él aplaudiéndole sus logros». Pero eso es así y fui la mujer más feliz del mundo y mi hijo el niño más feliz del mundo. La vida es un segundo.
Cuando está en casa, ¿qué siente al ver a sus hijos?
Cada hijo es diferente, son como los dedos de las manos. Y las madres debemos amar a los hijos tal cual y como son. Número uno, jamás compararlos, y siempre siempre darles ánimos. Joaquín Arturo tiene una energía que hace sacar de mí otra energía. Los hijos lo ponen a prueba a uno. Te sacan valor, coraje. Él es mi bola de fuego y al mismo tiempo es un niño noble de corazón. De la nada me llega a dar un beso en la frente y me dice «te amo mamá». Lucía María es mi luz, es mi compañera, es mi mejor amiga. Divertidísima, positiva, alegre. A ella le encanta esto [la cosmética natural]. Ella ha aprendido y se pone a reformular. Gracias a ella también he creado nuevos productos como el gelosoap, que es un jabón con textura de gelatina; y me encanta verla tan propositiva.
¿Cómo fue irse de la televisión?
Fueron 23 años. Jamás me hubiera esperado yo esa respuesta tan cálida por parte del público, jamás jamás. Sí, siempre he hecho mi trabajo con amor, al mil por ciento. Mi misión en esta vida es dar y hacer lo que se pueda mientras tenga las energías y la luz para poderlo hacer. Millones de gracias a todos. Todavía no he podido terminar de leer todos los mensajes, se me saturaron las redes sociales. Y me estoy tomando el tiempo para contestarles a cada uno. Me cuentan historias extraordinarias. De verdad que ha sido sumamente gratificante, me quedo sin palabras. Porque ha sido tanto cariño que humildemente creo no merecerlo.
Con el tiempo que ha pasado y ahora que ya es madre, ¿qué le diría a la Kathya del presente?
A la Kathya mamá le diría que ha valido la pena cada sacrificio, han valido la pena todos los desvelos. Todas las dudas, los momentos de ansiedad, porque uno no nace aprendido para ser padres. Ahora sí se puede estudiar, hay mucha literatura que nos ayuda. Pero al ver a mis hijos ahora siendo unos adolescentes y verlos tan ellos, llenos de valores, me siento satisfecha con mis errores y con mis aciertos. Mi legado más importante es dejar dos seres humanos de bien, que amen a su país y al prójimo. Haciendo la diferencia siempre sumando, da el que quiere, no el que tiene y como familia nuestra misión es dar. A la Kathya mamá le diría «no te aflijas, estás haciendo un buen trabajo».
¿De qué manera su mamá la ha marcado?
Quiero decirle que yo me crie en un matriarcado. Mi abuela quedó viuda y mi mamá quedó viuda cuando yo tenía dos años. Entonces, me criaron dos mujeres fuertes, arrechas, correctas y luchonas. Me enseñaron el amor por el trabajo. A mí no me da pena si un día me toca hacer limpieza, pupusas… el trabajo dignifica y eso es lo más gratificante. Mi mamá, Évelyn Solórzano, me enseñó a cambiar llantas, aceite de carro, miniproblemas eléctricos en la casa. Siempre me dieron esa confianza de que las mujeres podemos. Que el cielo es el límite y que, como todo ser humano, el trabajo se gana. Mi abuelita, Concha Marina Saleh [de cariño la llamaba Chita] también me enseñó a trabajar, con ella aprendí a cortar tela. Recuerdo que una vez una clienta reclamó porque yo le corté mal una tela y mi abuelita no me regañó. Me dijo «hija, no te preocupés, estás aprendiendo. Uno se equivoca aprendiendo y no pasa nada».
¿Cómo nace Keke by Kathya Carranza?
Nace hace 14 años. Yo no soy ingeniera química, yo no estudié Química y Farmacia. Yo estudié Educación Parvularia y me desarrollé en las comunicaciones. Y esto es un don que Dios me dio, lo entiendo sumamente fácil y comencé a desarrollar fórmulas y a probar. Me encanta cocinar y esto es un poco como cocinar. Claro, bastante de leer también, no vayamos a dejar pelón a alguien [ríe]. Pero, poco a poco, fui desarrollando esta empresa y cuento también con mi equipo de profesionales, ingenieros químicos, químicos farmacéuticos, mujeres soñadoras, y todos nos entendemos y hacemos las cosas. Sin este equipo que tengo, yo no hubiera podido renunciar al canal y dar el paso.
¿Qué le gustaría decirle a su mami?
Mi mami a la fecha me dice «ánimo, disfrute, este momento es suyo. Disfrute cada segundo, esas son bendiciones». Mi mami es mi motor, mi fortaleza y mi fan número uno. Le diría que gracias por la vida, por darme ese ejemplo de mujer luchadora. Soy lo que soy gracias a la crianza que ella me dio con amor y rigor.
Por toda esta experiencia vivida, ¿qué consejo le daría a las mujeres?
Somos piezas fundamentales para criar a los hijos, somos mujeres arrechas, que sabemos sobreponernos a las dificultades. Es importante educar a nuestros hijos en valores e inculcarles el amor al prójimo. Debemos apoyar a nuestros hijos siempre, en todos sus planes y sus sueños para que sean felices y fortalezcamos su autoestima y seguridad.