Cuando el portero tigrillo Kevin Caravantes se aprestaba a cruzar el pasillo de honor que les hizo Jocoro para que recibieran la medalla y el título de campeones, José Amílcar Romero soltó en llanto: «Ese es mi hijo», dijo casi en susurro desde la segunda grada en la zona de platea del estadio Cuscatlán.
El señor Romero, que reside desde hace 25 años en Estados Unidos, había llegado desde el norte para ver a su hijo titularse bajo la portería de FAS y fue un sueño cumplido que lo festejó con lágrimas.
«Tremendo muchacho, me siento el hombre más orgulloso del mundo. Me siento el más orgulloso de todos acá», dijo Romero, quien había buscado en vano poder ingresar al engramillado para acompañar a Kevin.
Más tarde el guardameta de FAS también compartió la emotividad sentida de ganar la corona 19 con los asociados acompañado de su familia.
«Me siento muy orgulloso por mí, por mis compañeros, por mi familia que son los que están ahí siempre, y por la afición que vino a acompañarnos», expresó Caravantes, quien ultimó detalles de su relación con su padre.
«(Estaba) llorando emocionado. Yo no me críe con él, lo conocí a los 20 años, y ahora que tenga la oportunidad de ver a su hijo disfrutando del fútbol me llena de mucho orgullo. Imagínate lo conocí cuando tenía 20 o 21 años y para mí es un orgullo que esté aquí», concluyó.
Caravantes nació en marzo de 1995, es decir que tiene 27 años, y a su recorrido en FAS le suma también su participación en la Selección Nacional.