Fadwa al Najjar caminó 30 kilómetros con su familia tras la orden israelí de evacuar el norte de la Franja de Gaza, antes de alcanzar las tiendas de campaña levantadas por la ONU para acoger a los desplazados en el sur del territorio asediado por Israel en el marco de su guerra contra Hamás.
Las tiendas fueron instaladas por la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés) en el oeste de Jan Yunis, una localidad del sur del enclave. Najjar, de 38 años, cuenta que caminó 30 kilómetros con su familia después de que Israel ordenó hace una semana evacuar la parte norte de la Franja.
«Abandonamos nuestra casa a las 10 de la mañana y llegamos a las 8 de la tarde», cuenta esta madre de siete hijos. «Intentamos descansar por el camino, pero los bombardeos eran intensos, así que echamos a correr». Fadwa al Najjar explica que dejó su casa junto con cerca de 90 parientes que viven en un edificio de viviendas. Como no tenían dinero para pagar los aproximadamente $250 exigidos por un chofer de bus, se resignaron a caminar.
«Hubo bombardeos sobre nuestras cabezas a lo largo de todo el camino. Habría preferido no irme y que nos quedáramos en nuestra casa, y morir allí», dice una hija de Fadwa al Najjar, Malak. Su madre dice que no ha podido ducharse desde el primer día de la guerra. Más de 3,780 palestinos, en su mayoría civiles, han muerto en los bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza desde el 7 de octubre.
Sentada en su tienda, Um Bahaa Abu Jarad, de 37 años, vivía en Beit Lahia, en el norte de la Franja, en un edificio con «alrededor de 150 personas que ahora están dispersas entre Rafah [en la frontera con Egipto] y Jan Yunis», dice.
«Agarramos un carro tirado por un burro para llegar a la ciudad de Gaza [en el norte de la Franja, más abajo de Beit Lahia] por 30 séqueles», el equivalente de $8. Antes de obtener una tienda de campaña, Um Bahaa Abu Jarad y otras 27 personas pasaron cinco días durmiendo al raso en el patio de un edificio de oficinas de la UNRWA.
También muestra las erupciones cutáneas y las comezones causadas por la falta de higiene. Hanaa Abu Sharj lava su ropa y la de su familia en un cubo, tras haber logrado hacerse con algunos litros de agua. «No tenemos ropa limpia, y utilizo el agua con mucho cuidado para no malgastarla», concluye.