Las primeras acciones que delataron la alianza entre ARENA y el FMLN contra el Gobierno fueron el bloqueo en contra del financiamiento para los planes y proyectos de la administración de Nayib Bukele, así fuera dinero donado por otra nación o créditos con muy bajo interés.
El objetivo siempre era impedir que el pueblo salvadoreño recibiera los beneficios para obstruir la eficiencia y efectividad del Gobierno, una transformación del servicio público.
Esa asfixia económica terminó cuando los salvadoreños dieron su voto de confianza a Nuevas Ideas y le otorgaron la mayoría absoluta de la Asamblea Legislativa, un hecho inédito en la historia del país.
Este apoyo al partido del presidente es un reflejo del respaldo al Gobierno. Se trata de la voz directa y de la expresión del pueblo para avalar los planes estatales. Obviamente, esto no hace feliz a ARENA-FMLN; al contrario, les restriega en el rostro el rechazo que su corrupción y sus excesos provocaron en el pueblo salvadoreño.
Ante la nula presión que los partidos políticos de antaño pueden hacerle al Gobierno del presidente Bukele, ahora recurren a sus grupos de fachada y asociaciones cómplices para que se manifiesten y exijan la suspensión de la vigencia del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos. La iniciativa está firmada por varias fundaciones y ONG a las que se les acabó la transferencia de millones de dólares desde el fondo general de la nación o que dejaron de declarar ante el fisco enormes cantidades de ingresos.
ARENA y el FMLN habían encontrado el mecanismo para saquear al Estado descaradamente. Aseguraban que eran fondos para proyectos de impacto social y de beneficio para la población con menos recursos. Sin embargo, en la práctica, se trataba de triangular un dinero que luego terminaba en sus proyectos políticos o directamente en sus cuentas bancarias.
Ahora son estas ONG las que piden a Estados Unidos que suspenda el TLC. Es decir, que pretenden golpear las operaciones de las empresas que exportan libres de aranceles, con la intención de que pierdan para siempre contratos, que serán otorgados a empresas asiáticas.
En su afán de bloquear al Gobierno, a la oposición y sus satélites no les importa mandar a la miseria a las familias salvadoreñas. Esa asfixia económica es el mecanismo favorito de la vieja política.