La promesa de transformación de los servicios municipales con acciones que resuelvan las peticiones de la población fue uno de los principales llamados del presidente Nayib Bukele a los alcaldes que tomaron posesión el 1.º de mayo de 2021. Durante estos dos años de ejercicio municipal valdría la pena preguntarse qué tanto el municipio de San Marcos ha hecho eco de este mandato presidencial.
En las elecciones legislativas y municipales de 2021, llevadas a cabo el 28 de febrero, fueron elegidas 84 curules de la Asamblea Legislativa y 262 municipalidades, con resultados que sorprendieron a extraños y entendidos: 56 curules y 150 alcaldías a escala nacional de Nuevas Ideas reflejan el deseo de las mayorías para ser diferentes a los últimos 50 años.
En el municipio de San Marcos alcanzó 14,952 votos, cantidad por encima de los obtenidos por siete candidatos participantes inscritos —a falta de una sola acta pendiente por procesar— informaron los medios escritos el 1.º de marzo de 2021. Un triunfo fue inobjetable. Era un resultado que se veía venir, pues en el país significaron el nada despreciable triunfo del 58.78 % de concejos municipales.
Como lo he señalado anteriormente, para San Marcos en estos dos años se ha mejorado sustantivamente la labor administrativa con un gobierno local altamente eficiente, con procesos al servicio ciudadano, que se resuelven en tiempo ágil y oportuno. Este quizá es uno de los aspectos claves que hablan muy bien de la actual gestión local en el municipio y del equipo de trabajo al servicio de la población.
Los empleados de Cuentas Corrientes y Catastro Municipal resuelven con profesionalismo; Protección Civil y Medio Ambiente trabajan arduamente en la prevención de desastres, promoción y cuido del medio natural.
Los residentes del condominio Santorini son conocedores del apoyo público de la municipalidad, habiéndose logrado el cambio del 100 % de las lámparas del alumbrado público con sus respectivas fotoceldas, mejorándose la iluminación general; además, la reparación del adoquinado del parqueo, una solicitud de los vecinos de al menos 15 años atrás. Se ha logrado en coordinación con la ANDA resolver el tragante hidráulico frente al portón principal; el personal de Protección Civil ha realizado inspección al río Aguachía y a la bóveda al costado sur de esta residencial, así como la poda permanente de los árboles, y ha brindado asesoría a los comités democráticamente elegidos para la constitución en Adesco.
Las autoridades del municipio hacen esfuerzos de recorrer en su totalidad barrios, colonias y caseríos, y algunos de sus concejales se hacen presentes en las actividades comunitarias, acompañando a personal operativo en las diferentes labores territoriales, es decir, no hacen trabajo exclusivamente, como ha sido la costumbre, «para tomarse la foto frente a la población», sino acompañar el trabajo importante que solicitan los pobladores.
Esta es una acción emblemática de la actual gestión municipal de San Marcos, que les permite conocer de primera mano las peticiones de sus gobernados y de conocer las demandas y necesidades de la colectividad.
Las palabras de cambio y transformación del presidente Nayib Bukele se hacen sentir, y sobre todo las esperanzas de tener un municipio en armonía y sin violencia social, de manera que se palpe a diario por los habitantes del municipio, llamado por nuestros ancestros Cutacuzcat, ‘lugar donde amanecen los volcanes’.
El Plan Cuscatlán, en su planteamiento de nueva gobernanza, expresa: «Necesitamos un aparato de Gobierno más eficiente, más compacto, más efectivo, más ciudadano, menos político y más técnico; un aparato estatal que elimine los “cacicazgos institucionales”, que saque del mapa las prioridades personales o de pequeños grupos, y que ponga más interés en las prioridades ciudadanas; un Gobierno que, por el contrario, le dé prioridad a la participación y voz a la ciudadanía».
Ojalá que el municipio de San Marcos continúe el rumbo delineado por el presidente Nayib y logre alcanzar el sueño de ser un municipio en armonía, paz y convivencia social, con un mañana altamente prometedor, al llegar al umbral de los dos años de ejercicio, haciendo honor al dicho popular: «La buena promesa es aquella que se cumple». Vamos por buen camino y aún debe mejorarse. Así sea.