Cuando en otros países se evidencia una lenta declinación de las estructuras partidarias y la ausencia de personalidades capaces de encauzar las demandas de la población, El Salvador atraviesa una nueva etapa y el inicio de importantes transformaciones que nos permiten vislumbrar un futuro mejor.
Hace poco menos de un año, Gallup hizo una medición sobre una lista de 12 líderes políticos globales, y la tendencia más importante que encontró fue que su calificación estaba empeorando en todo el mundo, casi sin excepción. Un dato más de la encuesta mencionada: los líderes mejor evaluados fueron el papa Francisco y la canciller alemana Angela Merkel. Un guía espiritual muy presente en asuntos de desigualdad e injusticia en el primer caso y un ejemplo de gobierno responsable y respetuoso de los consensos en el segundo fueron de los pocos exceptuados de la mala nota.
En nuestro país, el fin de la hegemonía de los partidos políticos tradicionales es un hecho consumado. Como indican todos los estudios de opinión pública, el pueblo salvadoreño ha decidido darles una oportunidad a las nuevas expresiones políticas, a los jóvenes, quienes desde ahora están demostrando capacidad de trabajo y compromiso.
Podemos decir que por primera vez en la historia hay certidumbre en el futuro de El Salvador, un presente esperanzado que se sostiene en dos factores: la voluntad de cambio y el surgimiento de un proyecto de país justo e igualitario liderado por el presidente Nayib Bukele.
Los candidatos por Nuevas Ideas ya estamos posicionados de cara a esa transformación. Sabemos que nuestro país sufre atrasos inaceptables en áreas fundamentales, como la salud, la educación y el acceso a la vivienda digna. Dios primero y con el apoyo del pueblo salvadoreño, a partir del 1.º de mayo de 2021 formaremos parte de una Asamblea Legislativa renovada. Por medio de ella, nos haremos de las herramientas necesarias para conseguir que cada familia salvadoreña ascienda en la escala social y pueda hacer realidad sus sueños.