La colección literaria Árbol de Vida, la cual busca potenciar el desarrollo integral desde la primera infancia, estimulando la creatividad y el aprendizaje a través de cuentos, ilustraciones y texturas, se está masificando en su difusión, no solo a escala nacional, sino también internacional.
Esta colección ha sido impulsada por la primera dama Gabriela de Bukele y forma parte de la Política Nacional de Apoyo al Desarrollo Infantil Temprano Crecer Juntos.
«Esta colección fue pensada por la primera dama de la república, Gabriela de Bukele, y fue creada para todos nuestros niños, independientemente de dónde ellos se encuentren. Ya tuvimos la oportunidad de llevarla a Honduras y hay también en espacios de representación diplomática para todos aquellos niños que llegan con sus padres a hacer algún trámite», explicó la coordinadora de Proyectos de Educación y Cultura del despacho de la primera dama, Alejandra Orozco.
Detalló que la colección, en sus cico series (Semilla, Amate, Bálsamo, Árbol de Fuego y Maquilishuat), se basa en la flora y la fauna salvadoreña.
Los niños, desde antes del nacimiento, pueden relacionarse con sus contenidos a través de audios, texturas, colores e ilustraciones.
«La colección es altamente inclusiva, pues cuenta con libros en braille, un repositorio digital con videos en lengua de señas salvadoreñas (LESSA), audios que nos acompañan para suplir las necesidades específicas de aprendizaje de toda nuestra población», aseveró Orozco.
Padres, madres y abuelos destacan el trabajo de la primera dama al imple[1]mentar este tipo de contenidos para la primera infancia del país y de la diáspora.
«Los libros les ayudan a conocer diferentes contenidos y texturas al tocar las figuras. Es excelente para que los niños crezcan con una mente saludable y con conocimientos de materiales», dijo María Cardoza, abuela de una niña llamada Mía Fiorella, quien asistió a la gira A Jugar con Lula.
Asimismo, Estefanía Cruz comentó que esta colección le ha ayudado a su hijo a desarrollar sus conocimientos. Ella asiste con su hijo al Círculo de Familia de Soyapango, municipio de Ilopango Este. «A mi hijo no le gustaba ni llenarse de pintura; con estos libros él aprendió a reconocer texturas», indicó