Lo que antes era un terreno abandonado, invadido por la maleza y la basura, hoy es un vibrante espacio de encuentro y convivencia en la colonia Lincoln. Este espacio, en su momento un recurso en espera de ser puesto en valor, ha dejado de ser sinónimo de olvido gracias a la acción colectiva entre la comunidad, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), Glasswing International y las autoridades locales. Donde antes no existía más que desorden y suciedad, ahora emerge un espacio lleno de vida, actividad y esperanza.
Hace apenas un año este lugar era el reflejo del abandono. La hierba crecía tan alta que los transeúntes podían pasar inadvertidos, lo que generaba un ambiente de inseguridad. Los residuos se acumulaban, atrayendo plagas y convirtiéndose en un foco de contaminación. Sin embargo, a pesar de su estado, este terreno poseía un enorme potencial, latente en su ubicación y en las necesidades de las familias vecinas. Lo que faltaba era escuchar las voces de los vecinos y hacerles ver que sus ideas importan y pueden implementarse.
La intervención en el parque Lincoln no solo fue un proyecto de infraestructura; fue un proceso profundamente participativo y comunitario. La metodología Mi Espacio Ideal, implementada por los arquitectos, comunicadores, trabajadores sociales, psicólogos, ingenieros, maestros de obra y albañiles de Glasswing, dio voz a los vecinos para definir lo que este parque debía ser. Niños, adultos mayores, mujeres y personas con discapacidad participaron activamente, asegurando que el diseño final respondiera a las verdaderas necesidades de quienes lo utilizan a diario.
El resultado es un espacio de 7,560 m2 que combina áreas de juego, una cancha multiusos renovada, senderos peatonales y una ciclovía, todo enmarcado por jardines. También se creó una zona familiar y un área de aeróbicos, asegurando que cada grupo demográfico tenga su espacio. Las mejoras incluyen iluminación adecuada, mobiliario urbano y depósitos para la separación de residuos.
Pero el verdadero cambio no se limita a las estructuras físicas. La comunidad ha asumido un rol activo en la gestión y mantenimiento del parque, un aspecto fundamental para su sostenibilidad. La juramentación del comité de activación y cuido del espacio público marca un antes y un después en el compromiso ciudadano. Este comité velará por el cuidado del parque y también organizará actividades culturales y recreativas que mantendrán vivo el espíritu de cohesión y pertenencia.
Hoy, el parque Lincoln es un ejemplo tangible de cómo las alianzas pueden generar cambios significativos. La inversión de más de $150,000 por parte de USAID, complementada por los más de $55,000 aportados por la alcaldía de San Salvador Centro, ha demostrado que la colaboración entre gobiernos, organizaciones no gubernamentales y la comunidad puede dar frutos. Este parque es un recordatorio de que, cuando hay unión con un propósito común, los resultados superan las expectativas.
La transformación del parque Lincoln es mucho más que un proyecto finalizado, es un testimonio de esperanza que continuará implementándose con el accionar de la comunidad y las autoridades del distrito de Mejicanos. Nos enseña que los cambios son posibles cuando se combinan la participación de la comunidad con alianzas y recursos. Este nuevo parque embellece el paisaje urbano y fortalece los lazos comunitarios, crea oportunidades para el desarrollo personal y colectivo, y nos invita a pensar en un futuro donde cada colonia tenga espacio cercano que sea lugar de encuentro, convivencia e inclusión. El baldío de la colonia Lincoln ya no existe. Ahora, en el mismo lugar, se levanta un parque en el que todos los vecinos pueden encontrarse y crear nuevos recuerdos.