La pandemia se sumó a la lista de factores que han llevado a los artesanos de dulces típicos a un amargo descenso. El sector sufre pérdidas económicas desde inicios de este año a causa de las medidas de distanciamiento social que impidieron el desarrollo de ferias y eventos; sin embargo, han iniciado su reapertura con un 25 % de la producción.
Una de las zonas reconocidas por la venta de dulces típicos es en el cantón Talpetates, en Santo Domingo, San Vicente, donde los artesanos cerraron las puertas desde marzo pasado.
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Pero a inicios de septiembre la mayoría empezó a comercializar sus productos e intentaron subsanar la pérdida de más de siete meses, indicó Sonia Escobar, propietaria de Dulcería El Manguito.
La salvadoreña, que tiene más de 18 años de ser vendedora de dulces artesanales, asegura que «nunca había tenido pérdidas tan grandes» en lo que lleva de ser comerciante, en ferias patronales y en eventos en los que se distribuyen las golosinas.
La comerciante calculó que las pérdidas ascienden a unos $10,000 o $20,000, lo que causa que el sector tenga problemas para alcanzar una estabilidad económica.
«No creo que nuestros ingresos sean los mejores en estos meses, probablemente tenga que pasar un año para estabilizarnos», reafirmó.
Por su lado, Idalia Martínez, trabajadora de Dulcería Tulita, en Santo Domingo, comentó que para ellos ha sido muy grande la pérdida, porque aparte de vender dulces en ferias y eventos, también los distribuyen en pequeños quioscos en centros comerciales del país.
«Los dueños tienen cuatro sucursales: dos en San Miguel, una en San Salvador y otra acá en San Vicente, pero el problema mayor se dio en los centros comerciales, porque se tuvo que sacar todo el producto y pagar los arrendamientos», explicó.
En comparación a 2019, para esta fecha, la mayoría de los comerciantes producía entre 3,000 y 5,000 tortas de camote diarias y 200 tarros pequeños de manzanilla; sin embargo, en estos días, todo disminuyó y los dulces se hacen por encargo, según cuenta la comerciante. Lo más que venden son entre 100 y 150 productos.
La poca producción que realizan se debe a que sus negocios únicamente reciben entre cinco y 10 clientes diarios, lo que genera ventas de entre $10 y $20 al día, bajando los márgenes de ganancia que tenían en años anteriores, que eran de hasta $10,000 anuales solo en ingresos.
DISMINUCIÓN DE EMPLEOS
La baja producción del sector obligó a todos los comerciantes a despedir a sus empleados y disminuir las horas laborales de 12 a 2 horas diarias, lo que ha generado un doble trabajo para ellos.
Los artesanos esperan que con la reapertura económica y la baja de casos de COVID-19, exista una mayor afluencia de turistas nacionales e internacionales, para que todo vuelva a ser tan dulce como antes.
BUSCAN NUEVAS LÍNEAS DE CRÉDITOS
Dulceros indicaron que otras de las preocupaciones del sector es el pago de las deudas, por lo que buscarán líneas de crédito más estables y que se adapten al ritmo de trabajo que ellos llevan en estos momentos.
El Banco de Fomento Agropecuario (BFA) es el que más brinda los préstamos al sector, indicaron los comerciantes, «ya que tienen cuotas un poco accesibles», y las tasas de interés anuales oscilan entre 24.5 % y 30 %, lo que crea una tasa de interés del 2.5 % mensual.
No creo que nuestros ingresos sean los mejores en estos meses, probablemente tenga que pasar un año para estabilizarnos
Sonia Escobar, propietaria de Dulceria El Manguito.