Después de la guerra en los cielos registrada en la Biblia, Lucifer y los ángeles que le seguían tuvieron que ser expulsados del reino celestial. El libro del profeta Isaías lo explica de esta manera (Isaías 14:12): «¡Cómo caíste del cielo, oh, Lucero, hijo de la mañana!, cortado fuiste por tierra tú, que debilitabas todas las naciones». Y el versículo 14:15: «Más tú derribado eres hasta el sol, a los lados del abismo».
Lucifer o Luzbel fue llamado también el lucero de la mañana. Dios creó a un ser perfecto y bueno. ¿Cómo pudo un ser de esta magnitud rebelarse contra su creador, el Dios Altísimo?
Mucho antes de la creación del hombre, Dios creó criaturas celestiales, como ángeles, arcángeles, querubines y serafines; dentro de ellos había un querubín que resaltaba sobre todos los demás por su hermosura y sabiduría; era el querubín más sublime creado por Dios, nombrado protector de la creación, comandante de todas las huestes angelicales, se le conocía como el lucero de la mañana. Se destacaba por encima de todos los ángeles, más grande en fuerza y dignidad. Se le otorgó poder y sabiduría como a nadie más, era el ser con más autoridad y poder después del creador y nuestro Señor Jesucristo, con poderes excepcionales, tanto que el profeta Ezequiel (28:14-15) lo describe de la siguiente manera: «Tú querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios…». Y el versículo 15 dice: «Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado hasta que se halló en ti maldad».
Debido a su alta posición y su gran poder, sabiduría y belleza, el corazón de Lucifer se corrompió, se envaneció y comenzó a adorarse a sí mismo, a tal punto que quiso ocupar el puesto de Dios y tratar de ser semejante al Altísimo. El profeta Isaías 14:13 dice lo siguiente: «Tú, que decías en tu corazón: subiré al cielo, en lo alto junto a las estrellas de Dios levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte», y el versículo 14: «Sobre las alturas de las nubes subiré y seré semejante al Altísimo».
Fue tan grande su arrogancia que comenzó a sembrar dudas y discordias entre los demás ángeles del cielo, logrando engañar y convencer a una tercera parte de las huestes angelicales. Dios no creó el mal, fue Satanás el que creó el mal, por su belleza y sabiduría, por su deseo de querer más. Se llenó de odio su corazón, lo que lo llevó a pecar, creció tanto su orgullo que quiso tener la gloria de Dios quería que las alabanzas ya no fueran solo al Creador, quería alabanzas para él también. El profeta Ezequiel (28:17) lo dice de esta manera: «Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra, delante de los reyes te pondré para que miren en ti». Y fue a partir de ese momento que el querubín más hermoso creado por Dios se convirtió en ese ser siniestro que el mundo cristiano conoce como Satanás, que en hebreo significa ‘el adversario’, el cual ahora, consumido por el odio, busca arrastrar a la condenación eterna a la mayor creación de Dios, que es el hombre, el cual fue hecho con cualidades semejantes a Dios, a su imagen y semejanza lo creó, que aun Lucifer, con todo su esplendor, nunca pudo tener.
Dios es justo y nos dio el libre albedrío, nos dio la facultad de escoger entre el bien y el mal, la luz y las tinieblas. En Deuteronomio 30:15 dice lo siguiente: «Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal».
Lucifer, a pesar de haber sido un querubín exaltado y muy amado por Dios, comenzó a desear para sí mismo el honor que solo le correspondía al Creador tener, quiso desplazar a Dios queriendo ser el primero en el cielo, lo cual provocó una guerra en los cielos de proporciones incalculables junto con los otros ángeles rebeldes que logró convencer.
Apocalipsis 12:7 dice: «Después hubo una gran batalla en los cielos; Miguel y sus ángeles luchaban contra el dragón, y luchaban el dragón y sus ángeles». Posteriormente, Lucifer fue expulsado del cielo. Apocalipsis 12:9: «Y fue lanzado fuera el gran dragón, la serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero, fue arrojado a la tierra y sus ángeles fueron arrojados con él».
También nuestro señor Jesucristo describe la caída de Lucifer en Lucas 10:18: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo».
Dios permitió que el pecado y la maldad creada por Satanás siguieran su curso para que todo el universo y los mundos creados puedan ver su resultado final de condenación eterna y nunca se vuelva a cuestionar la justicia de Dios.
Después de la caída de Lucifer, este encontró una fortaleza en la Tierra, donde logró con éxito engañar a la pareja perfecta creada por Dios, Adán y Eva, y desde entonces él y sus ángeles caídos, que hoy son demonios, están haciendo todo lo posible para engañar al mundo y llevarse consigo a todos los que puedan al infierno, donde está su destino final, apartando a los hombres de las verdades eternas de salvación, como una forma de lastimar a Dios, quien ama a los humanos y a toda su creación de tal manera que entregó a su propio hijo para morir en la cruz, para que todo aquel que en Él crea no se pierda, más tenga vida eterna.
Jesús venció a Satanás y nos ha ofrecido la ayuda necesaria para vencerlo; si nos unimos a Cristo, podemos vencer cualquier cosa.