Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en El Salvador ha colaborado en mejorar el acceso y la disponibilidad de alimentos para las personas que han sido afectadas por la pandemia de la COVID-19, así como por los fenómenos naturales como lluvias.
El plan de respuesta humanitaria 2021-2022 de la FAO tiene como objetivo el trabajo con socios del sector de la seguridad alimentaria para colaborar con la seguridad alimentaria de los habitantes. Para lograrlo, la institución ha desarrollado algunas actividades en el país, como rehabilitar y proteger los medios de vida, brindando insumos para la producción de hortalizas de ciclo corto, construcción y rehabilitación de equipos de almacenamiento de agua en los hogares y horticultura de mercado.
Asimismo, ha trabajado en mejorar la coordinación del sector de la seguridad alimentaria, asistencia técnica y formación a las unidades de seguridad alimentaria de los gobiernos locales para un enfoque multisectorial.
«Recuperar los medios de vida agrícolas de los hogares vulnerables afectados es crucial para mejorar rápidamente su seguridad alimentaria y reforzar su resiliencia», publicó la institución en su boletín informativo.
De acuerdo con datos de la FAO, además de la pandemia, otra de las situaciones que han afectado la seguridad alimentaria en algunas zonas son los fenómenos climáticos. Las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal, así como los huracanes Eta y Iota impactaron en poblaciones vulnerables.
Por lo tanto, uno de los proyectos con los que la FAO ha colaborado se ha desarrollado en el corredor seco, que es una franja que atraviesa Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador y Guatemala. Es una zona altamente vulnerable a eventos climáticos extremos donde se registran largos períodos de sequía que son seguidos por lluvias intensas y que tienen un impacto en la vida de 10 millones de personas. En la isla El Cordoncillo, en La Paz, organizaron una cooperativa con 28 mujeres y 11 hombres para mejorar sus medios de vida y seguridad alimentaria a través de capacitación en innovación agrícola y asistencia técnica.
Este apoyo beneficia a los habitantes, ya que los fenómenos climáticos han provocado la pérdida de cosechas y otros activos productivos, aumentando la vulnerabilidad de los hogares. Además, la FAO explicó que, debido a la alta probabilidad de que suceda el fenómeno de La Niña, podría haber un impacto negativo en las cosechas, con lo que se reducirá la disponibilidad de reservas de alimentos.
«Dado que el 36 % de las personas vulnerables dependen de la agricultura para sus medios de vida, es esencial proporcionar a los hogares afectados los medios necesarios para rehabilitar sus activos productivos y reanudar las actividades de producción», enfatizó la institución. Según datos de la FAO, las tormentas Amanda y Cristóbal y los huracanes Eta y Iota dejaron hogares con medios de vida reducidos.