Andrea Martínez (nombre ficticio) tenía 10 años en noviembre de 2015 cuando su padrastro le hizo exhibiciones obscenas por primera vez, acción que se repitió cinco años después, en abril de 2020, cuando la víctima recién cumplía 15 años de edad. Para suerte de la víctima su madre presenció la agresión y tras una llamada a la Policía Nacional Civil (PNC) el hombre fue capturado y denunciado por el ilícito.
Ante los agentes, Andrea relató que el primer abuso ocurrió a mediados de noviembre de 2015 alrededor de las seis de la mañana cuando se levantó al baño, al momento que pasó por la sala de la vivienda vio al agresor que estaba parado envuelto en una toalla desde la cintura, pues se acababa de bañar.
La adolescente recuerda que al pasar cerca del hombre le dijo «mira esto» y le mostró su parte genital. Andrea refirió que se asustó e inmediatamente se fue a su habitación, a los pocos minutos llegó su agresor, lo cual le generó mucho miedo. El hombre le advirtió que no le dijera nada a su madre de lo ocurrido y le dejó un dólar en la cama.
El miedo de Andrea le impidió que contara sobre el hecho a su madre el mismo día y esperó hasta el siguiente pues temía a su padrastro porque era una persona violenta. El silencio de la menor no fue del agrado de su progenitora, quien la regañó por el secreto y discutió con el agresor, sin embargo, decidieron quedarse bajo el mismo techo, debido que no tenían otro lugar para vivir.
La victima narró que el hecho de vivir con su agresor le provocaba temor ya que él la observaba con deseo sexual, agregó que el comportamiento era percibido por su madre, pero por miedo no dijo nada pues el hombre era una persona violenta y temía por su integridad y la de sus hijas [la víctima y su hermana].
La agresión a Andrea consta en los 367 casos que la Fiscalía General de la República (FGR) recibió entre el 1° de enero de 2018 al 24 de noviembre de 2021 a escala nacional, de acuerdo con las estadísticas de la Dirección de Análisis, Técnicas de Investigación e Información (DATI). Durante el 2019 se registraron la mayor cantidad de exhibiciones obscenas [112], en 2020 [104], en 2019 se reportaron 87; mientras que hasta el 26 de noviembre de 2021 se investigaban [64].
El artículo 171 del Código Penal explica que las exhibiciones obscenas se refieren «el que ejecutare o hiciere ejecutar a otros actos lúbricos o de exhibición obscena, o indecorosa, en lugar público o expuesto al público o bien ante menores de dieciocho años de edad o deficientes mentales». Ese ilícito se condena con entre dos a cuatro años de cárcel.
En los últimos cuatro años, San Salvador fue el departamento donde más se reportaron casos [86], le sigue La Libertad con 43; Santa Ana [32], Ahuachapán y San Miguel con 26 agresiones respectivamente, Usulután [23], Cabañas [21], Sonsonate [20], Chalatenango y San Vicente reportan 18 casos cada uno; Cuscatlán [15], La Paz [14], Morazán [10] y La Unión 8, según los datos oficiales.
LA SEGUNDA AGRESIÓN
Pasaron cinco años de la primera agresión y el miedo de Andrea hacia su padrastro continuaba, pues las miradas y actitudes acosadoras no cesaron. Fue hasta el 24 de abril de 2020 cuando el hombre acechó contra la quinceañera. En esa ocasión la menor estaba sentada en la sala viendo televisión y el imputado estaba acostado en otro sillón.
Andrea se percató que el hombre la veía lujuriosamente y mientras eso sucedía su padrastro comenzó a tocarse su área genital sobre la ropa, el acto asustó a la víctima. Para suerte de la adolescente, su madre presenció la agresión y le dijo a la menor que se fuera para su cuarto. La señora comenzó la discusión con su pareja, quien minutos después fue capturado por agentes policiales. La aprehensión del agresor armó de valor a la madre de la víctima, quien denunció los hechos, agregó que no lo había hecho antes debido a que temía por su vida pues el hombre era muy violento.
LA DENUNCIA
El agresor tenía dos días de detenido cuando la madre de Andrea se animó a denunciar las exhibiciones obscenas, por lo cual fue intimado [notificado de otros delitos] por el ilícito y por acoso sexual. La detención del hombre figura entre las 205 capturas que el ministerio publico efectuó a escala nacional; 128 fueron arrestos en flagrancia y 77 por órdenes administrativas. En el periodo estudiado en el 2020 se detuvo la mayor cantidad de imputados [59], durante el 2019 [54]; 2018 [50] y para 2021 se reportan 42.
Luego de todas las etapas procesales, el pasado 21 de junio de este año, el Tribunal Segundo de Sentencia de Santa Ana condenó al hombre a dos años de cárcel por el delito de exhibiciones obscenas y a cuatro por acoso sexual.
En su resolución, el juez manifestó que «En materia de antijuricidad [conducta contraria a derecho] las dos conductas violentaron el bien jurídico de intangibilidad sexual de la víctima que tiende a garantizar que en lo futuro desarrolle su sexualidad libre de traumas, siendo conductas totalmente contrarias al ordenamiento jurídico. Si bien en este caso pericialmente no se determinó trauma alguno en la menor, ello no obvia para considerar que el imputado pudo prever el surgimiento del mismo, sin menoscabo que toda niña o adolescente tiene derecho a crecer libre de hostigamientos de naturaleza sexual que pueda efectuarle un adulto».
De entre 2018 a noviembre de 2019, el ministerio público logró que diferentes tribunales condenaran a 86 imputados por ese delito en todo el territorio nacional, siendo el año 2020 cuando Fiscalía obtuvo el mayor número de sentencias con 31, hasta noviembre de 2021 hubo 24, para 2019 fueron 16 y 15 sentencias condenatorias en 2018.